Donde “hay tiro”, nos platican, es en Sinaloa entre el gobernado r Rubén Rocha Moya (Morena) y su extitular de Salud y fundador de Partido Sinaloense (PS), Héctor Melesio Cuén Ojeda . Nos relatan que don Rubén se fue “como hilo de media”, pues acusó al partido local de tener secuestrada a la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) y de un presunto “tráfico de calificaciones”, además tildó a don Melesio de “cacique que quita y pone a funcionarios universitarios”. Sin embargo, don Melesio “no se quedó con el golpe” y respondió que don Rubén es un malagradecido, ya que sin el PS no hubiera ganado la gubernatura, aunque varios comentan que el fondo del pleito son los cambios a la Ley Orgánica de la institución. ¡Ding, ding!
La tentación del espionaje
El que “no sale de una cuando ya está en otra” en Baja California Sur, nos cuentan, es el gobernador Víctor Castro Cosío (Morena), pues en este nuevo episodio su administración adquirió a finales de 2022 un software para rastrear personas a través de sus números de celulares y no lo dio a conocer hasta que se filtró la información. Nos indican que la adquisición hizo pensar a varios de que don Víctor “habría sucumbido” a la tentación del espionaje, por lo que tuvieron que salir varias voces del gobierno a explicar que sería usado en temas de seguridad y no para espiar a adversarios, además de que don Víctor afirmó que la pasada administración (del PAN) inició la compra, pero la incertidumbre quedó en el aire.
Cambia de aires y de ubicación
El que sigue intentando “dar la vuelta a la página” en Yucatán, nos comparten, es el senador expanista y ahora morenista Raúl Paz Alonzo , pues cambió hasta su casa de atención ciudadana en Mérida. Nos detallan que su anterior local estaba en un predio al norte de la capital, pero ahora pasó sus oficinas a la zona centro, cerca del mercado San Benito, por donde hay gran tránsito de personas e incluyó a sus servicios asesoría jurídica, servicios de odontología y optometría, computadoras, WiFi gratuito y hasta talleres de tejido de hamacas y cursos de lengua maya, por lo que, nos dicen, sus detractores criticaron que ya tiene lo “populista” de los morenistas, pero lo chapulín no se le quitará. ¡Zas!
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