El embajador de México ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Juan Ramón de la Fuente, señaló que el problema de la pandemia por coronavirus es global, por lo que no se debe atacar desde nacionalismos, sino trabajar de una manera intensa para lograr mecanismos conjuntos de atención.
Durante su participación en la ceremonia inaugural del Año Académico de la Academia Nacional de Medicina, De la Fuente señaló que el gran reto para los organismos internacionales como la ONU será conseguir los fondos necesarios para activar programas como el Plan Global de Apoyo Humanitario, para el cual, ejemplificó, se requieren 10 mil millones de dólares, pero hasta el momento sólo se han obtenido 2.5 mil millones.
Indicó: “Los llamados a la solidaridad y la fraternidad han tenido una respuesta muy limitada. Van fluyendo, pero ha costado muchísimo trabajo. La prioridad es no dejar a nadie atrás porque en esta pandemia nadie estará a salvo hasta que todos estén a salvo”.
Recordó que desde el inicio de la pandemia se evidenció que la humanidad era más vulnerable de lo que se había anticipado.
Señaló que ante esta y futuras epidemias de este tipo habría que trabajar para desarrollar mecanismos de defensa y resiliencia en las sociedades y en los grupos que se verían más afectados.
Reflexionó que la pandemia confrontó al mundo con las enormes desigualdades que existen en los mismos países, México incluido, y con la urgencia de desarrollar medidas para prepararse para la reconstrucción y salir fortalecidos, y que ante esta situación la seguridad alimentaria se ha convertido en un tema prioritario, puesto que 270 millones de personas se encuentran al borde de la hambruna.
“No tiene ningún sentido tratar de avanzar con nacionalismos que protejan solamente a algunas poblaciones. El problema es global y por ello requiere soluciones globales. Las soluciones nacionales, regionales no resuelven el problema global”, insistió.
Consideró que el sector de la población que más se ha visto afectado ha sido el de las mujeres, puesto que son quienes han tenido que lidiar con una de las cargas de trabajo más grandes de la pandemia, mientras que las desigualdades y las injusticias se han exacerbado para ellas.
“La tasa de pobreza en las mujeres aumentó en 9%, 19% más riesgo de perder el empleo, la pobreza extrema de niñas y mujeres llegó a una cifra extrema. En estas dimensiones, que si no vemos los números más allá de la frialdad que conllevan, no podremos imaginar las consecuencias que sobre las mujeres ha tenido la pandemia”, aseveró.