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Nueva York.— El jurado del caso por narcotráfico contra el exsecretario de Seguridad Pública mexicano Genaro García Luna no alcanzó ayer un veredicto durante su primera jornada de deliberaciones en un tribunal de Nueva York.
A pesar de lo inusual de un juicio carente de evidencias físicas, documentos y basado mayoritariamente en testimonios de exnarcotraficantes, los números no juegan a favor del acusado.
De acuerdo con un reporte que publicó en 2019 el Pew Research Center, sólo 320 de un total de 79 mil 704 acusados federales —menos de 1%— fueron a juicio y ganaron sus casos, al menos en forma de absolución. Esto, con base en información de la Oficina Administrativa de los Tribunales de Estados Unidos.
Por lo pronto, los 12 miembros del jurado que comenzaron a deliberar ayer a las 12:30 de la tarde en el caso de García Luna culminaron su jornada sin veredicto. Hoy se reunirán de nuevo. Mientras, tienen prohibido hablar del caso con cualquier persona o buscar información al respecto en medios de comunicación.
La jornada comenzó intensa: defensa y fiscalía se volvieron a enfrentar en torno a las instrucciones que el juez Brian Cogan debía dar al jurado antes de que comenzara a deliberar.
La fiscalía externó su preocupación por una solicitud que la defensa, encabezada por César de Castro, hizo para que el jurado considere la posibilidad de exonerar a García Luna, toda vez que éste dejó su cargo como secretario de seguridad en 2012 y ahí, de haber existido, acabó la “conspiración” con el Cártel de Sinaloa para el tráfico de drogas, delito del que lo acusa el gobierno de Estados Unidos. “Esa conspiración, si es que existió… ya no existe”, insistió la defensa.
La fiscalía rechazó esa posibilidad e incluso dijo tener testigos de que García Luna, a pesar de haber dejado su cargo, continuó delinquiendo. El juez Cogan dejó en claro que el tiempo de presentar testigos terminó.
Al instruir al jurado, Cogan pidió valorar la posibilidad de exonerar a García Luna, aclarando que primero deberá evaluar si, con base en lo que se vio en el juicio, hubo o no conspiración del acusado con el Cártel de Sinaloa. En caso de que lleguen a una conclusión afirmativa, podrían valorar exonerarlo por la razón de que a partir de 2012 habría dejado de delinquir, pero sólo si están convencidos, más allá de toda duda razonable, de que así ocurrió.
“El hecho de haberse separado de su empleo no basta necesariamente para considerar que el acusado abandonó su conspiración”, subrayó el juez.
La defensa tiene una doble apuesta: que el jurado concluya que los testimonios escuchados en el juicio y las pruebas presentadas no permiten determinar que García Luna conspiró con el Cártel de Sinaloa para el tráfico de enervantes a la Unión Americana, o bien que concluya que sí hubo tal conspiración, pero que el acusado la abandonó al dejar el cargo público que ocupaba.
La fiscalía apuesta, por su parte, a que el jurado considere suficientemente convincentes los testimonios de narcotraficantes que, como Sergio Villarreal, alias El Grande, o Jesús El Rey Zambada, dijeron haber entregado directamente a García Luna sobornos a cambio de protección y ayuda al cártel.
El Grande parece haberse convertido en la figura clave del juicio, como buscaba la fiscalía.
Una vez que comenzaron a deliberar —en una sala alterna, vigilada por un guardia, que es quien traslada las peticiones al juez—, el jurado solicitó tres cosas para su revisión: el testimonio de El Grande; el de Israel Ávila, contador del narco que dijo que anotó el nombre de García Luna —bajo el apodo de El Tartamudo o El Metralleta, con los que se le conocía— entre quienes recibían dinero del cártel; así como los argumentos iniciales y de clausura tanto de la defensa como de la fiscalía en el caso.
El juez Cogan accedió a las dos primeras solicitudes, pero no a la tercera, recordando que los argumentos de la defensa y fiscalía “no” forman parte de la evidencia contra García Luna.
Los 12 miembros del jurado recibieron también la hoja de cargos en donde deberán anotar su veredicto, culpable o no culpable, para cada uno de los cinco cargos que se le imputan al acusado, una vez que hayan llegado a un acuerdo por unanimidad.
Cuando eso suceda, a través del guardia lo harán saber a Cogan para que llame a sesión y pueda leer el veredicto.
García Luna, de 54 años, está acusado de participar en la dirección de una empresa criminal cuya actividad continúa hasta la actualidad; conspiración para la distribución de cinco kilogramos o más de cocaína; conspiración para la distribución y posesión de cinco kilogramos o más de cocaína con la intención de distribuirla en EU; conspiración para la importación de la misma cantidad o más y un quinto delito por falsedad de testimonio a las autoridades estadounidenses cuando solicitó la nacionalidad.
Además, los miembros del jurado tendrán que decidir, en caso de declararlo culpable, si García Luna abandonó en 2012 la conspiración en la que participaba.
En caso de determinar que en ese año dejó de conspirar, y así se lo hiciera saber a sus supuestos socios, entonces sus delitos habrían prescrito y solamente sería condenado por el último de los cargos: no decir la verdad cuando se le preguntó si había cometido un delito por el que no había sido procesado.
En caso de ser declarado culpable de todos los delitos que se le imputan, su condena puede ir de 10 años de prisión a cadena perpetua.
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