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Desde que la pandemia del Covid-19 empezó, todos los habitantes, no sólo del país, sino del mundo, exploraron algo nuevo. En la época actual no se había vivido un confinamiento como el de este año, es por eso que Arnoldo Kraus decidió publicar lo que en un inicio fueron notas aisladas de lo que vivía día a día.
Desde el punto de vista médico, por su profesión, pero también con una visión humana, preocupado por la convivencia social, Kraus detalla en su libro Bitácora de mi Pandemia sus preocupaciones, no sólo por las cifras que aumentan a diario, también por el papel tan reprobable que hizo el gobierno al atender la emergencia.
“Es irresponsable que un Presidente haya dicho: ‘Esta pandemia nos cae como anillo al dedo’. ¿Qué clase de persona puede decir eso? ¿En dónde queda todo el sufrimiento de la esposa que se quedó viuda porque su esposo tenía que salir a trabajar a diario para llevar sustento a la casa? Es irresponsable e inhumano”, refiere a EL UNIVERSAL.
Agrega que la irresponsabilidad del gobierno abarca desde las acciones que se toman en los hospitales para atender a los enfermos hasta los informes de las cifras, que, de acuerdo con Kraus, son falsas, se han maquillado y se está ocultando el número real de las muertes por Covid-19.
“Repruebo el manejo de la pandemia, porque si bien el Covid-19 no es responsabilidad del gobierno mexicano, el modificar las cifras sí lo es, y en ocasiones tiende a ser molesto. Yo tengo conocimiento de varias personas mayores de edad que han muerto en sus casas, seguramente de esta enfermedad, pero no son etiquetadas porque no fueron a ningún registro, porque no tuvieron las famosas pruebas, porque en un principio no las quiso hacer el gobierno y eso nos denota que hay un subregistro muy importante”, indica el escritor.
“Antes de la pandemia, para el enfermo [la muerte] representaba la oportunidad de despedirse de sus seres queridos, de dar el último adiós, de perdonarse o de cerrar un capítulo, ahora con el Covid eso ya no sucede.
“Sabemos de enfermos que mueren a diario en soledad, a sus familiares no les permiten despedirse de ellos, velar sus cuerpos, enterrarlos, sólo les entregan las cenizas y ya. El duelo se queda para después y, con el encierro, nos toca sobrellevarlo peor”.
En Bitácora de mi pandemia, Kraus hace una crítica de la situación que se vive en el país respecto a la pobreza, ya que comienza hablando de las personas que no tuvieron la oportunidad de trabajar desde sus casas, porque sus actividades se realizan afuera.
Narra las complicaciones que los padres de familia enfrentan al hacerse cargo de sus actividades y de sus hijos y sobre las personas que no tienen las condiciones para guardar una sana distancia. “¿Qué se hace si alguien de la familia se enferma?”, cuestiona.
Kraus aporta una lista de ocho ideas en las que hace un análisis filosófico y sicológico de la pandemia. La primera tiene que ver con una perspectiva individual, en la que invita a reflexionar sobre el papel que se desempeña en la sociedad, mismos que van desde acatar las medidas impuestas como lavarse las manos, mantener la sana distancia, hasta la de usar un cubrebocas.
En el segundo pide no dejar a los muertos por Covid sólo en cifras. En el tercer punto, el autor reflexiona sobre la pobreza y encono y sobre lo difícil que es mantener la dignidad a cambio de algo. En la cuarta idea aborda la importancia del sentido de hermandad con los otros y el mantenerse unidos, incluso contra las malas decisiones políticas.
El quinto concepto lo relaciona con la importancia que tiene un buen gobierno para superar una adversidad.
“Quizá, sólo quizá, la pandemia incentive un poco la tan necesaria conciencia social”, se lee en el sexto punto.
En el séptimo, el autor lo liga con la conciencia social, que es probablemente el elemento que ayude a la sociedad a sanar en esta emergencia sanitaria.
Por último, Kraus reflexiona: “El Covid-19 no es un impasse. Es una invitación. Lo entiendo: pensar que nada cambiará post-Covid es válido. Detenerse y cavilar en otras posibilidades sanas es necesario”.