Estrategias de desarme voluntario requieren contar con el apoyo del gobierno de Estados Unidos, porque el grueso de las armas que entran a México y que son utilizadas por provienen del vecino país del norte, consideran especialistas en seguridad consultados por EL UNIVERSAL.

Juan Carlos Montero Bagatella, profesor e investigador en seguridad pública, señala que las armas que entregan las personas al Ejército no favorecen detener los delitos porque son viejas, inútiles y no tienen un impacto en las que manejan los grupos criminales.

“No va a tener un impacto, como no ha funcionado hasta el momento… Ocasionalmente se llega a entregar un arma simbólica, pero en realidad es escaso, no tiene un impacto si consideramos el volumen de equipo bélico involucrado en los delitos tanto del fuero común y federal”, enfatiza.

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Alán García Huitrón, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Criminología, detalla a su vez que México lleva más de una década implementando diversas estrategias de desarme, tanto a nivel federal como municipal.

Comenta que el desarme voluntario tiene resultados limitados para remover el gran mercado de armas de fuego y, por tanto, para reducir de manera significativa y a largo plazo homicidios, suicidios o lesiones donde se emplean.

García Huitrón enfatiza que la estrategia de desarme suele enfrentar diversos obstáculos, como la baja participación; entre 2021 y 2024, el gobierno federal logró el intercambio de mil 678 armas, cuando se calcula que en todo el país existen casi 17 millones de armas en manos de civiles, de las cuales poco más de 2 mil están debidamente registradas, lo que hace que México sea el quinto país del mundo con armamentos sin registrar.

David Saucedo, especialista en seguridad pública, coincide en que estas acciones no funcionan para disminuir la violencia y en que desde hace años la Secretaría de la Defensa Nacional cuenta con el programa de recuperación de armas por medio de intercambio de electrodomésticos y en ocasiones con apoyo en efectivo.

Agrega que las armas que son recuperadas por parte del Ejército son las que el narcotráfico va desechando. Además, hay casos donde algunas familias perdieron a un ser querido que tenía algún tipo de actividad criminal y dejó como herencia una pistola o rifle. “Es decir, todas las armas que son recuperadas, la gran mayoría, 90%, está en desuso”, detalló.

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