La ausencia de los fieles en la Basílica de Guadalupe representó un gesto de amor a la sociedad mexicana, que atraviesa esta pandemia por Covid durante las festividades guadalupanas el 11 y 12 de diciembre pasados, dijo la Arquidiócesis Primada de México.

“Ver el atrio de las Américas vacío de personas, pero cubierto de veladoras y flores, fue un hecho inédito que representó el rostro de millones de fieles que hoy le dicen sí a la vida”, dijo la Arquidiócesis.

Así lo manifestó el organismo católico en su editorial dominical publicada en su semanario Desde la fe, donde resaltó que la suspensión de los festejos presenciales en la Basílica de Guadalupe fue una difícil decisión, que encontró su motivación en la premisa: “Yo me cuido y yo te cuido”, y en la certeza de que en esta ocasión la Virgen de Guadalupe salió a nuestro encuentro para convertir cada hogar en una casa sagrada.

“Queremos agradecer a los fieles por atender este llamado a la responsabilidad, así como a los sacerdotes, religiosos, religiosas, agentes de pastoral y laicos comprometidos que colaboraron para ser parte de este ejemplo de acción responsable a nivel mundial”, precisó la Arquidiócesis.

Agradeció a la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), al Consejo Episcopal Latinoamericano, a la Conferencia de los Obispos Católicos de Estados Unidos y a cada una de las diócesis del país por unir esfuerzos y mostrar a una Iglesia sólida y unida.

Así como a las autoridades de gobierno por la coordinación, el diálogo constante y el trabajo conjunto, y a los medios de comunicación por difundir los mensajes del obispo primado de México, Carlos Aguiar, y con ello allanar el camino a Nuestra Santa Madre para llegar a todos los peregrinos.

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