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Sus manos y sus brazos han servido de pala y pico para, literal, escarbar en la tierra y buscar a sus seres queridos.

No estuvieron ayer en los campos aguantando las inclemencias del sol, los piquetes de mosco y la esperanza de enterrar una varilla de acero, sacarla, olerla y corroborar un aroma de muerte que tristemente los puede llevar a localizar a sus hijas, hijos, esposos, hermanos, hermanas, sobrinos; una tragedia de más de 300 mil fosas clandestinas que han hecho de México un cementerio.

Pero sus consignas son las que han pronunciado en Guerrero, Veracruz, Chihuahua, Tamaulipas, Morelos: “¡Vivos se los llevaron!, ¡vivos los queremos!”, retumba entonces el dolor en el majestuoso Salón Tesorería de Palacio Nacional.

Por eso, en la Reinstalación del Sistema Nacional de Búsqueda, cuando el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo que con ayuda de los gobernadores en tres meses evaluarían los avances, los familiares reclamaron: “¡No cumplen!” Y al momento en que el Presidente señaló que la corrupción era el principal mal del país, otra mujer gritó: “¡Son los gobernadores!”.

Previo al evento, familiares de personas desaparecidas exigieron justicia y la localización de sus hijas, hijos, madres y padres, sobrinos.

Con fotografías, pancartas y cartulinas, los familiares de las víctimas se manifestaron dentro del Salón Tesorería.

“¿Lo has visto?”; “Se busca a Daniela”; “No busco culpables, ¡busco a mi hija!”, se leía en camisetas y retratos de personas y cartulinas.

“¿Dónde están?, ¿dónde están?; ¿Nuestros hijos dónde están?”, gritan incansables, como si fuera la primera vez.

También estuvieron las mamás de las víctimas de mujeres asesinadas en Ecatepec, que buscaron a una autoridad mexiquense, pero fueron atendidas por el subsecretario, Alejandro Encinas.

El Presidente dijo que entendía su dolor: “Cuando voy a las giras y encuentro familiares, sobre todo madres, me jalan, me sacuden, me gritan, lloran, aguanto todo porque sé lo que están sufriendo sin sus hijos, sin sus seres queridos”, dice.

Así, ayer, la esperanza se puso sobre la mesa para ellos y ellas que siempre han buscado solos a sus familiares, con la promesa de que esta vez el Estado asumirá el reto de escenas dantescas, en el que las fosas aparecen y donde sus familiares no dejan de buscar, de escarbar, de enterrar una varilla, de llorar.

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