La desaparición del Seguro Popular, que tenía cobertura para la atención de cáncer de mama, ha provocado que una de cada dos pacientes que se acercó a fundaciones para recibir ayuda no haya continuado su tratamiento, que tampoco se le haya dado seguimiento y que actualmente se desconozca su situación.
María Luisa Guisa Ortega, directora general de la Fundación de Cáncer de Mama (FUCAM), resalta que la desaparición del Seguro Popular ha impactado en la atención de la enfermedad, considerada la primera causa de muerte entre las mujeres mexicanas, puesto que ya no cuentan con recursos para costear su atención médica.
Señala que del total de mujeres que se acercan, sólo la mitad continúa su atención médica en dicho organismo. “Llegaban con su póliza para su tratamiento sin costo, era el mecanismo [con el] que las mujeres eran atendidas”, dice en entrevista con EL UNIVERSAL.
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Desde 2020, todas las pacientes cubren la cuota de recuperación y no hay apoyo gubernamental. Ahora la diferencia es que sólo se diagnostican en la fundación, pero la mitad no se queda a recibir el tratamiento, afirma la directora general. Además, el tratamiento representa un gasto para el bolsillo de los mexicanos, ya que muchos no cuentan con los recursos económicos necesarios y perdieron el acceso a gastos catastróficos que otorgaba también el Seguro Popular, reitera Guisa Ortega.
En la actualidad, las pacientes reciben atención médica en la fundación mediante cuotas de recuperación. Una mastografía oscila en 450 pesos en la organización.
“Para alguien puede ser accesible, para otras mujeres es impagable. La FUCAM cuenta con trabajo social, quienes canalizan a las pacientes para acceder al banco de donativos de mastografías y ultrasonidos en caso de no tener los ingresos económicos”, añade.
Los costos de los tratamientos de cáncer de mama varían: en un diagnóstico temprano el precio va entre los 120 mil a 500 mil pesos, pero los medicamentos pueden alcanzar los 700 mil a 800 mil pesos.
En cambio, un tratamiento en etapa avanzada va de un millón y medio a 5 millones de pesos por la atención médica. Dicho costo tiene un impacto económico muy alto, lo que afecta a pacientes en edad productiva de su vida, pues las mujeres muchas veces son cabezas de familia y son el soporte económico de los hijos. La directora general de FUCAM enfatiza que el cáncer de mama es un serio problema de salud pública: “Tenemos un programa muy deficiente y prácticamente inexistente, en detección oportuna a nivel nacional no estamos llegando a todas las mujeres en edad de riesgo”.
Recalca que, en su mayoría, las mujeres buscan atención cuando están en una etapa avanzada del cáncer de mama y representa un costo mayor, ya sea para la paciente, el sector Salud o fundaciones.
La directora de FUCAM señala que al año se diagnostican 27 mil casos de cáncer de mama.
Durante la pandemia por Covid-19, sólo 15 mil mujeres se realizaron sus estudios médicos, pero 12 mil mujeres no llegaron a hacerse sus análisis. Esto representa un problema a la salud, ya que las mexicanas llegan con un cáncer avanzado y tendrán menos posibilidades de vida, recalca Guisa Ortega.
Déficit de mastógrafos
De acuerdo con datos del Inegi respecto a la disponibilidad de mastógrafos en México, en 2021 se registraron mil 281 aparatos.
De éstos, 527 se encontraban en instituciones de salud y seguridad social; 462, en establecimientos particulares, y 292, en servicios de salud para población sin seguro social.
La institución con la mayoría de aparatos es el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), con 323 mastógrafos; la Secretaría de Salud (Ssa) cuenta con 261; el Instituto de Seguro y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), con 101; la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), 76; Petróleos Mexicanos (Pemex), 19, así como IMSS-Bienestar, con cuatro, por mencionar algunas instituciones.
De acuerdo con el Inegi, durante 2022 murieron 4 mil 18 mujeres de 60 años y más por esta enfermedad; del grupo de 20 años y más, perdieron la vida 214 mexicanas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que algunos factores aumentan el riesgo de padecer cáncer de mama, como el envejecimiento, la obesidad, el consumo perjudicial de alcohol, los antecedentes familiares de carcinoma, el historial de exposición a radiación, el historial reproductivo (como la edad de inicio de los periodos menstruales y la edad en el primer embarazo) y el consumo de tabaco, así como el tratamiento hormonal posterior a la menopausia.
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