En las horas pico, cuando en los vagones no cabe un alfiler y el calor alebresta el mal humor de los usuarios, la falta de servicio de escaleras mecánicas en algunas estaciones del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro pone en jaque a pasajeros con discapacidad y de la tercera edad.
Al recorrer las líneas de mayor afluencia, en estaciones como Tacubaya, Pantitlán, La Raza, Hidalgo, Bellas Artes, entre otras, se documentó que en algunos transbordos hay escaleras eléctricas sin servicio o en mantenimiento, llenas de polvo y basura, cuyo mal estado evidencia que su buen funcionamiento se dio hace tiempo. Entre tanto, sobre ellas, miles de usuarios dejan sus pasos apresurados y se inmiscuyen entre otros que con cautela sortean el serpenteo del ajetreo cotidiano.
Se trata de personas con alguna discapacidad física, o bien, de la tercera edad: un sector de la población que se dice castigado por “el ineficaz” servicio que a diario les complica el trayecto.
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Una de ellas es el señor Juan Luis Rodarte, de 65 años, quien recorre los andenes y pasillos del Metro todas las mañanas desde Tláhuac para llegar a la estación El Rosario, cercana a su centro de trabajo.
La diabetes que padece desde hace varios años le ha ido quitando fuerza en los músculos y articulaciones, por ello se ayuda de un bastón para desplazarse, situación que se torna complicada en su recorrido subterráneo.
“La verdad, me cuestan mucho las subidas. Cuando no hay escaleras eléctricas, para mí es un martirio, cuando no sirven, se me dificulta demasiado. Me canso muchísimo”, indicó el usuario.
En un escenario similar, María Guadalupe regularmente frecuenta la estación La Raza, pues acude al hospital del mismo nombre en la alcaldía Gustavo A. Madero para someterse a chequeos médicos de rutina. Eludiendo a decenas de pasajeros que van a campo traviesa para llegar a sus destinos, la señora de la tercera edad contó lo difícil que le resulta moverse por esa parada de las líneas 3 y 5.
“Es muy difícil andar por esta estación [La Raza]. No hay escaleras eléctricas, hay mucha gente y una como yo que ya soy adulto mayor, tengo que andar con cuidado para que no me avienten”, comentó la señora de 70 años.
Como esos casos, otros coinciden en que más que un llamado a las autoridades competentes, se trata de un reclamo a ellas, puesto que estas circunstancias, aunado a los retrasos en los recorridos del Metro, tornan tedioso y lento su viaje en el medio de transporte.
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