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Las contundentes preguntas sacudieron a muchos. Y no sólo en México.
"¿De qué tenemos que pedir perdón? ¿De qué nos van a perdonar? ¿De no morirnos de hambre? ¿De no callarnos en nuestra miseria?".
Era el 18 de enero de 1994. Los duros cuestionamientos fueron el eje de uno de los primeros comunicados del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Han pasado 25 años desde la aparición pública del movimiento armado, el 1 de enero de ese año.
En más de dos décadas el EZLN sobrevivió a cercos establecidos por el Ejército, al ataque de grupos paramilitares y el desinterés de las autoridades.
Pero también hicieron aportaciones a la vida política y social del país, coinciden especialistas.
Una de las más importantes es que obligó a muchos mexicanos a reconocer la marginación, racismo y abandono que padecen los pueblos originarios del país.
"La rebelión zapatista logró poner en la agenda mediática y política el tema indígena", dice a BBC Mundo Adriana Aguayo, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana.
"Dio un espacio de discusión sobre la relación del Estado con la sociedad indígena y los derechos de los pueblos originarios".
El parteaguas
Antes del 1 de enero de 1994 la mayoría de las comunidades indígenas del país vivían en condiciones de marginación, o inclusive en pobreza extrema.
Aunque se ha mejorado la situación de algunas, el principal avance es que legalmente se reconoce el derecho de los pueblos originarios a elegir sus formas de gobierno.
También existe un mayor respeto a su cultura y sistemas propios de justicia.
Parte de eso fue posible por la lucha del movimiento zapatista, coinciden especialistas.
En México, después de la Revolución Mexicana que concluyó en 1915, se profundizó "un proceso de mestizaje", explica a BBC Mundo Néstor García Canclini, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana.
"Hubo una política de integración relativamente forzada en una sola lengua predominante, el español, con un sistema de escolarización y de incorporación al mercado de trabajo muy desigual".
"El Estado mexicano se ha ocupado de los indígenas pero en muchos períodos con políticas equivocadas y muchas veces represivas".
El EZLN "hizo más visible el papel de los pueblos indígenas, sus tradiciones, sus formas éticas y políticas de autogobernarse. También reclamar que esos derechos sean reconocidos por el gobierno nacional".
La investigadora Adriana Aguayo coincide. "El levantamiento zapatista marcó un antes y un después en la historia contemporánea de México", subraya.
"Logró mayor alcance mediático a nivel nacional e internacional, y esto permitió darle mayor visibilidad al tema indígena a nivel social".
Los pendientes
En 2001 cientos de milicianos y algunos comandantes recorrieron varios estados del país, como parte de una marcha para exigir que se incluyeran en la Constitución los Acuerdos de San Andrés Larráinzar.
Se trata de un pacto negociado entre el gobierno federal y la comandancia del EZLN, donde se reconoce la autonomía completa de los pueblos originarios.
Comandantes zapatistas hablaron en la tribuna de la Cámara de Diputados para demandar que se cumpliera el compromiso.
Pero el Senado de la República aprobó una ley que no contenía todo lo negociado en 1996, cuando se firmaron los Acuerdos.
"Es una ley que se queda muy corta y no satisface al EZLN ni a los pueblos originarios. Es uno de los temas pendientes en la agenda política nacional", dice la investigadora Aguayo.
Tras la promulgación de la Ley de Cultura y Derechos Indígenas, el EZLN dijo que fue traicionado, y desde entonces se mantiene en su territorio en una parte de las regiones de Los Altos y la Selva Lacandona de Chiapas.
Desconfianza zapatista
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ofrece incluir en la Constitución los puntos firmados en los Acuerdos de San Andrés, y que quedaron pendientes en 2001.
Son temas como reconocer a los pueblos originarios como sujetos de derecho público, algo fundamental para asegurar la libre determinación de las comunidades.
Otro asunto pendiente es garantizar el acceso a la justicia a los pueblos indígenas, así como un reconocimiento constitucional de sus propios sistemas de gobierno.
Incluir en la Constitución estos derechos sería uno de los mayores cambios en la historia reciente del país, coinciden los expertos.
Sin embargo el EZLN se mantiene escéptico, e incluso ha dicho que no establecerá relación alguna con las nuevas autoridades.
Hasta ahora no está claro cómo podría haber un acercamiento del gobierno de López Obrador con los zapatistas.
Dentro del Movimiento de Regeneración Nacional, el partido fundado por el presidente, existen diversas posiciones, recuerda el investigador García Canclini.
Algunos creen que debe buscarse un acercamiento, mientras que para otros el mejor camino es que el zapatismo se incorpore a la política y participe abiertamente en elecciones.
En el fondo, es muy probable que el escenario siga como hasta ahora, es decir, que el EZLN mantenga su propia organización social y comunitaria dentro de sus territorios.
"Lo han dicho claramente: nada más cambiamos de capataz" con la elección de López Obrador, recuerda la investigadora Aguayo.
"Creo que no están muy esperanzados en que vaya a ser un gobierno tan distinto".