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Para seguir trabajando en las calles de Nezahualcóyotl, una de las zonas más afectadas por el coronavirus , acostumbrarse al miedo es casi tan indispensable como utilizar cubrebocas, careta y guantes. Controlar el temor a la infección no es una regla escrita, pero sí está en la mente de quienes se dedican a recolectar basura en este municipio.
Luis Alberto y sus compañeros han cambiado la clásica campana que usan para avisar su llegada y ahora perifonean para pedir a la gente que separe sus residuos orgánicos e inorgánicos de los que podrían estar infectados con Covid-19.
Aunque algunos recolectores utilizan insumos para prevenir contagios, admiten que en su trabajo caminan a ciegas porque hay personas que, en plena fase 3 de la emergencia sanitaria, no creen en la enfermedad.
Desde las siete de la mañana, con un camión y dos personas más, este trabajador avanza lentamente entre las calles de la localidad mientras los habitantes salen, la mayoría sin cubrebocas o protección, a entregar sus desechos.
A menos de una semana de que concluya la Jornada Nacional de Sana Distancia contra el Covid-19, esta zona del Estado de México aún se debate entre el encierro y la libertad. Para muchas personas que siguen paseando la vida es la misma, no conocen la diferencia entre normalidad y “nueva normalidad”, y mucho menos saben del temor de quienes deben seguir saliendo para ganarse la vida.
Muestra cómo en los costados de su camión han adaptado botellones con agua clorada para que él y sus compañeros se limpien y sigan con sus actividades, las cuales no pueden dejar de hacer si quieren mantener a sus familias.
Tras una jornada de ocho horas, los recolectores se dirigen al basurero Neza-Bordo donde decenas de pepenadores viven una experiencia similar: caminan entre toneladas de desechos que podrían estar infectados y rascan hasta encontrar algo a lo que le puedan sacar ganancia.
Gregorio, subdirector de Disposición Final, vigila que nadie entre a este lugar, adonde llegan, en promedio, 800 kilos al día de desechos posiblemente contaminados.
Aunque el trabajador acepta que hay posibilidad de contraer el Covid-19 en sus jornadas, se dice motivado a ayudar al lugar donde nació y eso le motiva a seguir: