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María Leonides Carreño, de Santa María Chilchotla, Oaxaca, tuvo que dejar a su familia, su pueblo y sus raíces para cumplir uno de sus sueños, estudiar una licenciatura, por lo que viajó sin conocer la Ciudad de México. Con una sonrisa en el rostro expresa que logró su ingreso para tomar clases en la Universidad de las Lenguas Indígenas (ULIM); sin embargo, recorre hora y media todos los días para llegar a la institución.
“Me apoyo con mis familiares con el hospedaje y la universidad me da comida”, dice la estudiante que recurrió a su círculo cercano para tener donde vivir en la capital y como la institución educativa ofrece almuerzo, comida y cena a los estudiantes, decidió ingresar a la licenciatura de Lenguas Indígenas.
María Leonides trabaja los sábados para completar el ingreso de sus gastos, y a pesar de que recibe una beca mensual, explicó que oscila en los 2 mil 600 pesos mensuales y no le alcanza.
La estudiante dijo que pasó por su mente carecer de la oportunidad de estudiar una licenciatura, por lo que está animada y feliz de pertenecer a esta primera generación de estudiantes. Una de las razones por la que se animó a estudiar en la ULIM es la oferta educativa, que llamó su atención porque está interesada en revitalizar la lengua materna de su comunidad.
“Estoy revitalizando mi lengua con cursos y talleres a los niños en mi comunidad”, dijo. El verano pasado impartió un curso en su pueblo y los padres de familia la buscan para traducir textos, lo que “me satisface, me siento importante”, dijo con una sonrisa. Para realizar sus trabajos y diversas tareas, la oaxaqueña echa mano de la computadora portátil que le otorgó el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI).
Con ánimo, alegría y esperanza, María Leonides desea concluir su carrera en los próximos cuatro años.