Los millones de vacunas contra el Covid-19 que no han sido aplicadas y que de acuerdo con la Secretaría de Salud estarían almacenadas, en tránsito para su aplicación o simplemente no han sido reportadas como ya utilizadas, revela que la logística y estrategia centralista ya quedó rebasada, es insuficiente y tiene fallas que podrían derivar en que miles de lotes con la fórmula ya hayan perdido potencia y su eficacia contra el virus.
Afirmaron especialistas en epidemiología, salud pública, demografía y biología molecular quienes advirtieron que así se trate de 20 millones, 10 millones o 1 millón de dosis sin aplicar, es claro que el actual gobierno apostó por esquema que dejo fuera toda la experiencia de décadas del país con el Consejo Nacional de Vacunación, se desdeñó la infraestructura instalada en todo el país, se rechazó el apoyo de gobiernos estatales de signo político diferente a Morena, así como no se aprovechó la disposición de la iniciativa privada a través de miles de farmacias y consultorios, como ocurre en otros países.
El doctor en Epidemiología y Salud Pública por la Universidad de Yale y catedrático de la UNAM, Malaquías López Cervantes expuso que, ante la tercera ola de contagios, con casi 250 mil fallecidos en el país, “no es ético tener tantos millones de vacunas almacenadas, guardadas o cómo se le quiera llamar, así sea un millón o varios millones”.
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“Dicen que tienen 2 millones de vacunas Sinovac que están guardadas porque aseguran que no han recibido los certificados. Uno se pregunta, ¿cuánto tiempo tienen guardadas y por qué no han recibido los certificados? ¿Esas vacunas aún sirven? 2 millones es una cantidad importante que no se deben ni pueden tener guardadas mucho tiempo, sobre todo si la población está siendo afectada de una manera tan evidente y hay millones de personas en espera de una vacuna para sobrevivir a la pandemia en esta tercera ola”.
“No debería de existir ninguna vacuna que se desperdicie por estas causas porque ello revela un mal manejo de la estrategia, dijo en entrevista con El Universal el ex director general de Epidemiología de la Secretaría de Salud y ex director del Instituto Nacional de Salud Pública.
Indicó que el gobierno federal debe transparentar cuál es el tiempo de almacenaje, de tránsito y de aplicación de estos millones de vacunas. “Hay que recordar que las vacunas tienen fecha de caducidad y es muy estricto el tiempo que debe transcurrir entre que son liberadas por las farmacéuticas y son aplicadas”.
Explicó que, si las vacunas no son adecuadamente almacenadas, puede perder su potencia y a la hora que se aplica puede ser inútil. “Entonces podemos ver fallas de la vacuna se deban en parte a que perdió su potencia porque no fue correctamente manejada o se almacenó en lugares inadecuados, si se deja al sol o por se guardó por mucho tiempo”.
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Criticó el esquema y estrategia de vacunación contra el Covid-18 porque no había necesidad de crear un esquema paralelo, nuevo en materia de vacunación, existiendo en el país una experiencia de muchos años.
“Yo participe en su momento en los equipos de trabajo que dieron origen al Consejo Nacional de Vacunación (Conava) donde se arrancaron todos los grandes programas que llevaron a México a ocupar un lugar con un reconocimiento internacional y se creó capacidad técnica y experiencia en todos los rincones del país con una amplia infraestructura con cámaras frías para mantener las vacunas, por lo que ahora con la pandemia y el programa de vacunación Covid-19 nos salen que lo tiene que manejar el Ejército, los Siervos de la Nación, crear brigadas improvisadas, sobre todo al principio, me parece que no hay justificación”.
El doctor e investigador dijo que el Plan Nacional de Vacunación “hay un exceso de centralización en todas estas acciones por desconfianza o ignorancia, pero se debió abrir la participación a todos los estados, pero se relegó a los que eran un partido político diferente al del gobierno federal”.
Roselyn Lemus, doctora en Biología Molecular por la Universidad de Oxford e investigadora en vacunas contra la Covid-19, expuso que el hecho que desde hace varios meses existe un rezago en la aplicación de vacunas que estarían almacenadas, en tránsito, en proceso de autorización o sin registro de su aplicación, como argumenta el gobierno de México, indica que “la estrategia de vacunación está mal diseñada, no es suficiente y ya está rebasada”.
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“Si el Plan Nacional de Vacunación contra el Covid-19 no incluye a la iniciativa privada, como ocurre en casi todos los países del mundo, incluido Estados Unidos, con una amplia red de farmacias donde uno acude a vacunarse sin filas, sin aglomeraciones, sin horarios restringidos, sin militares o marinos vigilando, yo no veo que vaya a avanzar y puede crearse una crisis mayor”.
Expuso que en México hay sólo 23 millones de personas han sido vacunados con el esquema completo, es decir por lo menos más de 70 millones no cuentan con ninguna o sólo tienen una dosis.
“Incluso mayores de 50 años, hay millones de jóvenes sin vacunar y no las puedes estar guardando, almacenando. Indudablemente la estrategia no ha sido la correcta y esos casi 20 millones de vacunas almacenadas o con poca transparencia de su destino nos están indicando esto. Quedó en evidencia que el gobierno mexicano no puede por si solo vacunar a millones de personas que están esperando ser inmunizadas”.
La especialista dijo que lo cierto que hay un tinte político y electoral, porque cerca de la fecha de las elecciones aumentó el número de personas vacunadas, decía el presidente López Obrador que un millón al día. “Por lo menos, eso es lo que dicen, porque tampoco hay un control o una verificación si todas estas cifras que maneja diario a la Secretaría de Salud son reales”, agregó Lemus.
El doctor en demografía y catedrático del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, Héctor Hernández Bringas indicó que es un despropósito y una pésima estrategia del gobierno federal tener más millones de vacunas almacenadas en el país, lo mismo sea un millón, 5 millones o 20 millones, cuando se tienen cerca de 100 millones de mexicanos sin la vacunación completa o con una sola dosis.
“No se entiende para qué las están guardando. No hay razón, lo que tendríamos que hacer es como ocurre en Estados Unidos o en otros países habría que presionar para que el mayor número de personas se vacunen. Tener una reserva de millones de vacunas es un despropósito en el actual panorama, con una tercera ola de contagios, con nuevas cepas más mortales y con el anuncio del regreso a clases”, apuntó.
Expuso que lo que ha pretendido el gobierno federal con el esquema y programa de vacunación contra el Covid-19 “es transmitir el símbolo del poder de las vacunas, es decir es el gobierno federal quien está encargado de esto y está lleno de simbolismos políticos que quiere transmitir el presidente López Obrador como dueño hegemónico de las vacunas”.
Dijo que es evidente que antes de las elecciones se dio un claro manejo electoral en la aplicación acelerada de vacunas. El 3 de junio, tres días antes de las elecciones, el presidente presumió que se habían puesto más de un millón de dosis, pero una vez celebradas las elecciones, el ritmo de aplicación de las vacunas se desplomó a las actuales de 270 mil diarias, es decir casi la cuarta parte de dosis.
En el periodo del 23 de mayo al 5 de junio, previo a la jornada electoral, se registraron récords históricos de vacunación: El 3 de junio se reportó la cifra 910 mil 627 personas vacunadas, el 1 de junio 816 mil 900 biológicos inyectados y el pico más alto el 2 de junio, cuando se reportaron 1 millón 611 mil.
“Una vez que pasaron los comicios se cayeron las cifras, lo cual evidencia un manejo político de una estrategia que ponen en riesgo de muerte a miles”, dijo el también investigador del Colegio de México.
“Entiendo que debe existir una rectoría del Estado, pero esto no implica cerrarse a otras posibilidades. Están 15 mil consultorios adheridos a farmacias en todo el país que pueden aprovecharse, están las clínicas, los centros de salud. En México hay experiencia en este sentido, lo malo es que esto no da rédito político para el gobierno porque se disminuye la presencia de los militares, de la Guardia Nacional, de los Siervos de la Nación y el impacto simbólico que pretende el gobierno federal, cuando estamos hablando de una cuestión de vida o muerte”, concluyó.