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En la colonia Lázaro Cárdenas, en Tlalnepantla, el futbol aleja de las adicciones y la violencia a las mujeres.
Una cancha, ubicada en la Sierra de Guadalupe, en el Parque Amazitlal, acoge a un grupo de mujeres, cuya pasión por este deporte las alejó de la inseguridad que registra este municipio, considerado uno de los más peligrosos del Estado de México.
“El futbol es muy importante para mí”, dijo en entrevista con EL UNIVERSAL una jugadora del equipo Las Corinitas, que el pasado 11 de abril ganó el campeonato de la liga a la que pertenecen desde hace tres años.
De acuerdo con el equipo, esta liga les ofrece “estabilidad y una alternativa importante en su vida”, pues muchas de ellas viven en condiciones vulnerables.
“Había otras ligas femeniles antes de ésta; de hecho, algunas de las participantes llevan casi dos décadas jugando aquí. La cancha es el lugar de un sinfín de recuerdos de infancia, aunque ha sido de interés particular en la colonia”, dijo Miguel, un vendedor de ropa deportiva.
Detalló que esta creció especialmente rápido, con dos equipos y casi 120 jugadoras en sus primeras temporadas.
En los últimos tres años, distintas ligas femeniles se reúnen en las noches en el Parque Amazitlal para jugar futbol, olvidarse de sus problemas y de la inseguridad de Tlalnepantla, localidad donde se registra el mayor número de feminicidios de todo el Estado de México.
Hace 18 años habitantes de esta localidad levantaron este parque de unos escombros, al lado del panteón de la colonia. Fue construido por las propias manos de la comunidad y sobrevive hasta la fecha con apoyo de los vecinos, quienes comparten los gastos de luz y mantenimiento, sin el apoyo de las autoridades del municipio.
“Llevo casi 13 años jugando aquí. Ahorita no trabajo ni estudio”, comentó otra jugadora, quien a diario asiste a jugar futbol con sus compañeras.
Miguel aseguró a EL UNIVERSAL que gracias al deportivo y al equipo de balompié femenil disminuyó el consumo de alcohol y drogas entre la comunidad, y se convirtió en un refugio para algunos habitantes de la colonia, que registra altos índices de inseguridad de Tlalnepantla. “Se puede, pero hay que vencer muchas reticencias”.