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Investigadores y estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) participaron en el Laboratorio de Instrumentación Espacial (LINX), en Hidalgo, para lanzar una serie de nanosatélites que al día de hoy se encuentran en órbita espacial.
Los nanosatélites están hechos de plásticos y materiales ligeros de alta resistencia y con tecnología de punta.
NanoConnect son una serie de satélites cuyo objetivo es posicionar a México en el sector espacial. El desarrollo de estos satélites se realizó en cooperación con el gobierno del estado y el Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM.
Es el principio de un proyecto a largo plazo para formar el Laboratorio Nacional de Acceso Espacial (LANAE).
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Estará ubicado a tan sólo 15 minutos de la capital de Hidalgo y será el primer centro dedicado al desarrollo de la industria espacial en México.
Se eligió este lugar porque se estará experimentando al lanzar varios globos antes de ponerlos en el espacio a través de cohetes. Se necesita que no haya edificios, que no haya tránsito aéreo y la zona tiene toda una logística que lo hace factible.
El doctor Gustavo Medina Tanco, responsable del Laboratorio de Instrumentación Espacial, lideró el proyecto para desarrollar este tipo de tecnología.
“Generará todo un ecosistema espacial”, aseguró el doctor Gustavo Medina, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, y quien encabezó el desarrollo de los nanosatélites.
El doctor Medina Tanco añadió que a pesar de la pandemia por coronavirus, se logró dar seguimiento a las labores que iniciaron con el lanzamiento del primer nanosatélite.
Los lanzamientos de estos instrumentos iniciaron en noviembre de 2017 con el NanoConnect-1. Fue el primer satélite mexicano en vuelo suborbital, utilizaron una plataforma espacial operada desde Pachuca.
NanoConnect-2 es el seguimiento de este proyecto pero es el primero que ha alcanzado la órbita terrestre. Además fue el inicio para el diseño y construcción de nanosatélites completamente mexicanos.
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Lanzamiento
El lanzamiento se realizó con ayuda de la agencia espacial India y ocurrió a finales de febrero de este año.
El despliegue fue con esta colaboración porque en el ámbito científico y tecnológico ese país se ha revolucionado exponencialmente.
Hasta hace unos años, el área espacial estaba destinada a países como Estados Unidos, Rusia y Francia.
La separación del NanoConnect-2 se dio a la medianoche con 54 minutos del día siguiente. Alcanzó una altura de 504 kilómetros.
Antes de mandar el nanosatélite en un cohete, fue lanzado en nueve ocasiones desde Hidalgo para probar cómo funcionaba la tecnología. Se usaron globos y logró alcanzar los 40 kilómetros de altura. El Nanoconet-2 permanecerá en órbita durante al menos cinco años. Transita a ocho kilómetros por hora, aproximadamente y da la vuelta a la Tierra en sólo 95 minutos.
Los investigadores consideraron al lanzamiento oficial como un éxito y actualmente las emisiones del nanosatélite han sido escuchadas y analizadas por un centenar de estaciones en la Tierra, además de LINX.
Ahora está mandando datos encriptados y durante algún tiempo se darán a conocer los avances y hallazgos del nanosatélite. “Nosotras pusimos un cable, el cable correcto, del peso necesario, confeccionado en un artefacto que hoy está en el espacio”, dijeron algunos de los alumnos de la UNAM, quienes participaron en la creación y diseño del NanoConnect-2.
Construir desde cero
El laboratorio está innovando en la miniaturización con un nanosatélite que pesa un kilo 800 gramos, su tamaño es como el de una botella de agua.
“Con una sola mano se puede cargar, entonces la carrera espacial también evoluciona y hoy la miniaturización es un objetivo que debemos comprender y en el que nos debemos preparar para no quedar al margen”, añadió Laman Carranza.
La miniaturización es importante porque los costos son menores. Los nanosatélites son parte de la nueva carrera espacial.
El monitoreo de los nanosatélites será a través de antenas terrestres y habrá un seguimiento mayor cuando se reconfiguren las antenas de Tulancingo, las cuales sirvieron para transmitir los Juegos Olímpicos de 1968.
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Laman Carranza añadió que el futuro cercano de los nanosatélites es que atiendan las consecuencias y tomen previsiones sobre los impactos del cambio climático.
Además, pueden proveer de internet y es una visión de mediano y largo plazo. En el caso de México, con este primer paso, ya estaría más cerca de lograr esa solución nanosatelital.
En el laboratorio donde se desarrolló esta tecnología hay alrededor de 50 alumnos de todas las carreras de la UNAM; todos trabajan en un ambiente multidisciplinario en los proyectos que se están desarrollando. Durante los últimos cinco años han pasado prácticamente 250 estudiantes por el laboratorio.
Todos trabajan una parte de los proyectos que se están haciendo y no hay distinciones de quién desarrolla una cosa u otra respecto a las tareas que se tienen que hacer en el laboratorio. Así también se aprovecha para reciclar conocimiento de uno u otro proyecto.
Con estos antecedentes de colaboración, el doctor Gustavo Medina Tanco dijo, en entrevista con EL UNIVERSAL, que ya preparan la primera misión lunar mexicana para el segundo semestre de este año.
“Vamos a poner seis robots en la superficie de la Luna, eso es completamente elaborado en el Laboratorio de Instrumentación espacial de la máxima casa de estudios del país”, afirmó el investigador.
Gustavo Medina, quien está al frente del laboratorio, comenzó a hacer colaboraciones internacionales. Una de ellas fue con la agencia espacial francesa para crear un sistema de telecomunicaciones en las cuales el laboratorio estuvo trabajando directamente en cooperación con ellos.
Después también se empezaron a hacer vuelos estratosféricos para validar tecnología espacial a un costo bajo, así iniciaron la colaboración con el gobierno del estado de Hidalgo y el laboratorio de instrumentación espacial en ciencias nucleares de la UNAM para hacer estos vuelos. Desde 2019 surgieron los planes y los avances para llegar al espacio. El laboratorio cooperó con diversos países para hacer una cámara ultravioleta que actualmente está en la estación espacial internacional.
Apoyo en tiempos difíciles
Cuando inició la pandemia, los estudiantes e investigadores del laboratorio buscaron la forma en la cual podían ayudar.
Desarrollaron ventiladores de emergencia, ahora también están desarrollando uno de rango comercial que podría ser un gran beneficio para el sector salud.
El objetivo del laboratorio y de este proyecto es posicionar al estado de Hidalgo y a México como un actor importante en el sector espacial.
Los investigadores consideran que esta labor puede inspirar a niños y jóvenes porque tienen muchas capacidades científicas que se deben potenciar.
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“Es la transición de un pensamiento en el que no se atrevían a ahora que ven que es fácil. Eso es lo que tenemos que promover en México”, dijo Laman Carranza.
Durante su estancia en el laboratorio, los alumnos tienen la oportunidad de discutir con ingenieros y técnicos de muy buen nivel desde otras instituciones, universidades y de agencias espaciales.
“Los alumnos entran en ese ambiente para ver y apreciar que no hay ninguna diferencia entre ellos y los demás”, comentó el doctor Gustavo Medina.