Aguililla, Mich.— Luego de siete años sin contar con policías, en se comienza a formar una corporación de seguridad pública tras la entrada del Ejército al municipio de la Tierra Caliente michoacana para restablecer el Estado de derecho.

Al momento, 14 elementos la integran, entre ellos María de los Ángeles Cervantes Villaseñor, la única mujer policía de la localidad azotada por la guerra de cárteles en Michoacán.

Cervantes Villaseñor se reintegró hace un mes a la policía municipal, a la que había dejado años atrás por la violencia e inseguridad que ya padecía el municipio asediado por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

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“Desde hace ya siete u ocho años que no había policía. Hasta hace poco había dos en la comandancia, ahí se quedaban a dormir, pero no salían a patrullar porque nada más eran dos”, dice.

En entrevista con EL UNIVERSAL, la agente asegura que decidió reincorporarse a la policía por necesidad, porque en el municipio casi no hay trabajo. “La necesidad la hace a uno, no hay trabajo en Aguililla”, expresa.

Ataviada con el uniforme azul marino y una gorra del mismo color, con el escudo de la Policía Michoacán, Cervantes Villaseñor cuenta que sus hijos no querían que volviera a la policía debido a la violencia de las organizaciones criminales que operan en esa zona limítrofe con Jalisco.

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“Mis hijos no querían que entrara porque es peligro so este oficio, pero aquí no hay mucho trabajo”, argumenta.

En la plaza de la cabecera municipal, la agente comenta que por el momento los 14 policías realizan sus labores sin armas.

“Ahorita andamos sin armas, nos las van a dar hasta que pasemos los exámenes de control y confianza. A veces hablan a la comandancia cuando hay un problema y salimos a ver qué se puede hacer”, comenta.

Refiere que cuando sale a las calles a patrullar con sus compañeros los pobladores de Aguililla les preguntan: “’¿Dónde está la pistola, qué pasó con la pistola?’, pero les decimos que aquí estamos para lo que se ofrezca, les doy el número para que nos hablen y ver en qué podemos ayudarlos”, dice.

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Pese al peligro que implica ser policía en la región de Tierra Caliente, dice que “aquí vamos a estar, a ver hasta cuándo”.

María de los Ángeles Cervantes Villaseñor señala que la situación en Aguililla es triste todavía, pero la presencia del Ejército está ayudando al municipio a recobrar la tranquilidad que desde hace años añora.

Sin embargo, expresa su preocupación porque una vez que los militares se vayan quién sabe qué podría pasar en la comunidad.

“Ahí sí va a estar canijo y quién sabe que vaya a pasar. A ver si no hay problemas”.

Una vez que ya no esté el Ejército ni la Guardia Nacional, puntualiza, sólo quedará encomendarse a Dios.

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“Pues sí, nada más queda encomendarnos a él, ¿qué más? Así que sí, sí vivimos con miedo aquí en Aguililla”, responde a pregunta expresa.

Por el momento, afirma que no han tenido ningún problema, pero cuando lo haya, dice, están para ayudar a los habitantes del pueblo.

“Antes yo ya había estado, hace mucho, pero luego empezamos a salir y ahora regresé nuevamente. Apenas acabamos de ingresar, tenemos un mes que ingresamos. No había policías en Aguililla desde hace más de siete años”, indica.

Agrega que lo que más necesitan ella y sus compañeros son las armas para realizar su trabajo de manera segura y confiable.

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“Las armas, que nos den armas, pero nos dicen que será hasta cuando vayamos a realizar los exámenes de control y confianza”, reitera.

Ante la situación por la que pasa actualmente Aguililla, María de los Ángeles Cervantes Villaseñor se siente orgullosa de ser policía municipal.

“Sí, aunque no tenga armas. De todos modos, si uno puede ayudar, ayuda a la población. Yo pido a las autoridades que nos apoyen para que este pueblo esté bien y que vengan para que vean lo que estamos viviendo”, asevera la policía.

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