“Ha sido muy difícil tener que ser el sustento de mi familia, madre y al mismo tiempo convertirme en maestra de la noche a la mañana”, dice Brenda, quien se convirtió en maestra de su hijo que cursa el segundo grado de primaria en las clases online debido a la pandemia.
A sus 27 años, Brenda se dedica a atender una purificadora de agua. Narra a este diario cómo cambió su vida al tener que repartir su tiempo entre su trabajo, las labores de casa y, además, en enseñar a su hijo; ella es una de las miles de personas que se vieron afectadas por el confinamiento.
“Tengo que traer a mi hijo a mi trabajo todos los días, ayudarlo con sus tareas y clases, atender mi trabajo, y al regresar a casa me esperan las labores de ésta: la limpieza, la comida, etcétera, y si aún no termina la tarea [mi hijo], a seguir con ello. Y por si no fuera poco, también tenemos que cuidarnos de contagiarnos”.
Durante este año, agradece la comprensión de su jefe por permitirle llevar a su hijo a su centro de trabajo, y de los profesores de su hijo, porque les permiten entregar algunas tareas un poco tarde, debido a que a veces, por la carga de trabajo que tiene, no les alcanza para entregarlos.
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“Mi día comienza a las siete o seis de la mañana, depende del horario programado para mi hijo con sus clases, si le toca clase temprano, nos levantamos un poco antes para que nos dé tiempo de desayunar antes, evidentemente tengo que preparar el desayuno, ayudar a mi hijo a alistarse: desde bañarse, ayudarlo a preparar sus útiles o ver que si le piden materiales no le haga falta nada.
“Después salimos para el trabajo, hay que llevar el cubrebocas, chamarras cuando hace frío, útiles y, si es posible, un bocadillo por si nos da hambre, aquí es donde tengo que agradecer tanto a mi jefe por permitirlo tener aquí [a mi hijo] y a la maestra, porque ha sido muy comprensiva en el tema de las participaciones o de las entregas de tareas”, dice.
Además de realizar la función de maestra, Brenda externa que el proceso de la pandemia ha sido aún más difícil, porque debe explicarle a su hijo el porqué no pueden salir más que del trabajo a su casa, el porqué no puede ver a sus amigos y tomar sus clases a distancia, y hacer sus tareas de una manera en la que no estaba acostumbrado.
“También me ha resultado difícil explicarle al niño por qué tiene que aprender a vivir así, él está en segundo año de primaria, entonces le cuesta un poco de trabajo comprender por qué nos encerramos, por qué hay que salir con cubrebocas, por qué ya no salimos como antes a otros lugares, y también el porqué ya no ve a sus amigos o por qué ya no va a la escuela”, dijo.
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Respecto al aprendizaje de su hijo durante la pandemia, la madre de familia considera que no ha sido el mejor, ya que los programas de estudios han variado mucho y que el año pasado no tenía clases virtuales, por lo que no había un profesor que le explicara a su hijo si había alguna duda.
Brenda hace un llamado a las madres solteras que están en la misma situación, les pide no darse por vencidas y recordar que sus hijos son el motor que las lleva a sobresalir.