Miami. El anuncio de Donald Trump, ganador de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, de que impondrá un arancel del 25% a las importaciones provenientes de México y de Canadá ha sacudido tanto a empresarios como analistas estadounidenses. Según Trump, la medida busca detener la inmigración indocumentada y el tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos, pero las reacciones de expertos y líderes de la industria sugieren que el impacto podría ser devastador para la economía estadounidense y poco efectivo para resolver los problemas que dice abordar.
La interdependencia comercial entre ambos países es profunda y el costo de esta medida recaería tanto en consumidores como en empresas estadounidenses. Gustavo Vega Cánovas, del Colegio de México, advirtió a EL UNIVERSAL que "la medida sería totalmente contradictoria para quienes le otorgaron su voto y les prometió bienestar y menor inflación; pues en lo inmediato el precio de los productos agrícolas y vehículos subirán considerablemente".
Según datos recientes, el comercio de bienes entre México y Estados Unidos alcanzó aproximadamente 738 mil 393 millones de dólares anualizados entre enero y noviembre de 2023. Esto representa un crecimiento del 2.8% en comparación con el mismo periodo de 2022 e incluye cadenas de suministro integradas en múltiples industrias. Desde vehículos hasta alimentos, “los aranceles no solo aumentarían los costos, sino que también pondrían en peligro empleos y afectaciones en precios para los consumidores estadounidenses” señaló al Gran Diario de México el economista Iván Jiménez desde Florida.
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Industria automotriz, dependencia total de México
El sector automotriz, responsable de una gran parte de las exportaciones mexicanas a Estados Unidos, enfrenta una de las mayores amenazas. Por ello, la Asociación de Fabricantes de Automóviles de Estados Unidos fue clara en su respuesta a la amenaza de Trump. "La imposición de aranceles del 25% a las importaciones desde México afectaría significativamente nuestras cadenas de suministro integradas, incrementando costos para los consumidores y poniendo en riesgo empleos en Estados Unidos". Por su parte General Motors dijo que "consideramos que estos aranceles podrían afectar nuestra competitividad en el mercado global".
Las piezas y componentes cruzan la frontera varias veces antes de ensamblarse en vehículos terminados. Si los costos de producción aumentan, los consumidores estadounidenses pagarían más por automóviles, afectando a toda la industria.
De hecho, las acciones de General Motors, Ford y Stellantis, propietaria de Chrysler, retrocedieron tras el anuncio de aranceles. Las acciones de GM sufrieron las mayores pérdidas, con una caída del 8% hasta el martes por la mañana. Stellantis, matriz de Chrysler, Jeep, Dodge y Ram, perdió casi un 5%. Las acciones de Ford cayeron un 2%.
Las acciones de Toyota y Honda, que cotizan en Estados Unidos, cayeron alrededor de un 2% cada una.
Electrónica y tecnología
La tecnología es otro sector vulnerable. Muchas empresas estadounidenses dependen de componentes fabricados o ensamblados en México. Así, la Asociación de la Industria de Tecnología del Consumidor (CTA por sus siglas en inglés) alertó de que los aranceles “sobre productos electrónicos importados desde México encarecerán dispositivos esenciales para los consumidores y obstaculizarán la innovación en el sector tecnológico". Dell Technologies también reaccionó: “Dependemos de componentes fabricados en México; estos aranceles podrían interrumpir nuestras operaciones y aumentar los precios para los clientes”.
Desde computadoras hasta teléfonos inteligentes, los dispositivos tecnológicos serían más caros, golpeando la economía tanto de las empresas como de los consumidores.
Agricultura y el impacto en los alimentos básicos
México es el principal proveedor de frutas y verduras frescas para Estados Unidos. La Federación Estadounidense de Oficinas Agrícolas (AFBF por sus siglas en inglés) dio a conocer que "los aranceles propuestos podrían desencadenar represalias por parte de México, afectando nuestras exportaciones agrícolas y perjudicando a los agricultores estadounidenses". Ricardo Lozano, un agricultor de Homestead, Florida, dijo a EL UNIVERSAL que "México es un mercado clave para para todos los agricultores del país -Estados Unidos-; cualquier medida que ponga en riesgo esa relación comercial nos afecta directamente y nos va a perjudicar”.
Los consumidores estadounidenses enfrentarían precios más altos en productos esenciales como aguacates, tomates y fresas, mientras que los agricultores estadounidenses perderían acceso a un mercado de vital importancia, el mexicano.
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Seguridad energética en juego
La industria energética también depende de las importaciones de México. Al respecto, la Asociación Estadounidense de Petróleo (API por sus siglas en inglés) dijo que los aranceles “sobre importaciones energéticas desde México podrían aumentar los costos de producción y afectar la seguridad energética de Estados Unidos”. ExxonMobil hizo público que "estas políticas podrían desestabilizar nuestras operaciones transfronterizas y la cadena de suministro”.
Costos que impactan al consumidor
El sector textil y de la moda depende en gran medida de la producción en México debido a los bajos costos y la proximidad geográfica. Grandes marcas como Nike, Levi’s y GAP fabrican parte de su línea de ropa y calzado en fábricas mexicanas. Si los aranceles entran en vigor, las empresas enfrentarían un aumento fuera de mercado en sus costos de producción.
Este incremento podría tener dos efectos: precios más altos para los consumidores o una reducción en los márgenes de ganancia, afectando especialmente a los minoristas. Un vocero de la Federación Nacional de Minoristas (NRF por sus siglas en inglés) señaló a este diario que "los aranceles del 25% se traducirán en precios más altos para una amplia gama de productos, desde alimentos hasta bienes de consumo, afectando el bolsillo de las familias estadounidenses".
“Para las empresas que dependen de márgenes ya ajustados, esta medida podría ser terrible, con despidos y cierres de tiendas en un sector que emplea a millones de personas en Estados Unidos” subraya el economista.
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“Esperamos que Trump reconsidere estos aranceles en lo que respecta al calzado, ya que tales medidas supondrían una carga innecesaria para las familias estadounidenses cuando los presupuestos ya están muy ajustados”, dijo Matt Priest, presidente y director ejecutivo de Footwear Distributors and Retailers of America, que representa a empresas como Nike, DSW, Cros, Under Armour y Walmart, en un comunicado difundido la mañana de este martes.
Aunque Trump asegura que sus aranceles no causarán inflación, Priest advirtió que habrá un “profundo impacto” en las familias trabajadoras y en la economía en general.
Explicó que los gravámenes “aumentarán directamente los costos para los minoristas y los consumidores, lo que conducirá a precios más altos en productos esenciales de todos los días como los zapatos”.
Un portavoz de Walmart dijo a El Universal, "estamos evaluando cómo estos aranceles podrían influir en nuestros costos operativos y en los precios que ofrecemos a nuestros clientes".
Los supermercados, en particular, enfrentan un doble golpe, precios más altos para productos básicos como aguacates, tomates y fresas; y una posible disminución de la demanda debido a la resistencia de los consumidores a pagar más. “Esto, combinado con el aumento generalizado de los precios, podría reducir el poder adquisitivo de las familias estadounidenses” advierte Jiménez.
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Viviendas menos accesibles
El sector de la construcción también está en riesgo. México es un importante proveedor de materiales de construcción como cemento, acero y aluminio. La Asociación Nacional de Constructores de Viviendas (NAHB por sus siglas en inglés) advirtió que los aranceles incrementarían los costos de estos materiales, dificultando aún más la accesibilidad a las viviendas en la Unión Americana.
Un representante de Lennar Corporation, uno de los principales constructores de viviendas del país, comentó a este medio que "cualquier aumento en los costos de materiales repercutirá en el precio final de las viviendas, afectando tanto a constructores como a compradores".
“En un momento en que la escasez de viviendas asequibles ya es un problema crítico en el país -Estados Unidos-, esta medida podría agravar aún más la situación” hace ver el economista Jiménez.
Un freno al comercio transfronterizo
La imposición de aranceles también afectaría directamente al sector del transporte. Cada día, miles de camiones cruzan la frontera entre Estados Unidos y México, transportando bienes esenciales para ambas economías. Un vocero de la Asociación Estadounidense de Camioneros (ATA por sus siglas en inglés) señaló a este diario que "los aranceles del 25% podrían reducir el volumen de comercio transfronterizo, afectando a las empresas de transporte y a los trabajadores del sector".
FedEx también expresó su preocupación. "Estamos monitoreando la situación y evaluando posibles impactos en nuestras operaciones y en la cadena de suministro de nuestros clientes". Los costos más altos y la reducción del comercio podrían resultar en la pérdida de empleos para miles de conductores y trabajadores de logística.
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Inflación y escasez de productos
“Un arancel es, esencialmente, un impuesto a las importaciones, y su costo generalmente se transfiere al consumidor final. México es el principal proveedor de diversos productos esenciales para Estados Unidos, incluidos alimentos, bienes de consumo, componentes industriales y productos electrónicos. Así que el riesgo de que a Trump le salga mal su jugada es muy amplia y sus asesores deben saberlo” explica Jiménez.
Por ejemplo, México suministra más del 30% de las frutas y verduras frescas en los supermercados estadounidenses. Productos como aguacates, tomates, y fresas se encarecerían de manera inmediata.
La economía de Estados Unidos y México está profundamente interconectada. Las cadenas de suministro están diseñadas para ser eficientes y de bajo costo. Al introducir un arancel del 25%, estas redes se convulsionarían. Las empresas enfrentarían mayores costos de producción debido al encarecimiento de las materias primas y componentes provenientes de México. La reubicación de la producción a otros países, o incluso dentro de Estados Unidos, requeriría tiempo y recursos significativos, lo que incrementaría los costos en el corto plazo.