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En su último informe de gobierno, el PRI dejó solo al gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, en su fiesta de despedida. A diferencia de otros años en que todo era miel sobre hojuelas, ahora no hubo cargada priista ni besamanos, sino una ceremonia solemne en la que el mandatario estatal ennumeró los resultados de su administración y ensalzó su “legado”.
La derrota es huérfana y, tras el descalabro del 4 de junio en las urnas, nadie asumió la paternidad de la catástrofe electoral, y el gobernador y su partido acabaron peleados.
El otrora poderoso PRI le hizo el vacío a Del Mazo, pero los vacíos se llenan y lo que se vivió este lunes en el Palacio de Gobierno fue una ceremonia “morenizada” y aderezada con la presencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien no había asistido a ningún otro informe de gobierno, lo que es un mensaje muy claro de la cercanía y el afecto que hay entre ambos personajes, que se volverán a ver dos veces más antes de que concluya el sexenio del priísta, el próximo 15 de septiembre.
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Los reflectores estuvieron con el primer mandatario y la gobernadora electa Delfina Gómez, mientras en uno de los extremos de la primera fila, la presencia de los exgobernadores mexiquenses pasó prácticamente desapercibida.
En su discurso de más de una hora, el gobernador Del Mazo tuvo palabras de elogio para varios morenistas, empezando por el presidente López Obrador, la exjefa de gobierno Claudia Sheinbaum, la gobernadora electa Delfina Gómez y la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, también presente en la ceremonia.
Así, los usos y costumbres de la clase política priista, que dominaron la entidad durante casi un siglo, viven sus últimos momentos, a menos de dos semanas de que se concrete el relevo en la gubernatura y con un Alfredo del Mazo más morenizado que nunca, apapachado por el presidente de la República y muy alejado de los dirigentes del PRI nacional.
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apr/rmlgv