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México ocupa el segundo lugar a nivel mundial en tasa de homicidios a personas transgénero, con 56 homicidios. Expertos coinciden que factores como el odio, la violencia, la discriminación y la criminalización hacia este sector de la población propician que el país se ubique en este puesto, sólo abajo de Brasil con 171 crímenes, de un total de 71 países.
El Observatorio de Personas Trans Asesinadas, de la organización internacional Transgender Europe —dedicada a documentar los casos—, registra 325 asesinatos de personas trans entre el 1 de octubre de 2016 y 30 de septiembre de 2017, de los cuales, 267 ocurrieron en América Latina.
“Hemos observado una constante en los asesinatos en México. El año que mayor número de homicidios a mujeres trans se registró fue 2016, con 80; el segundo fue 2017, con 68, y le sigue 2018, con 47”, dijo Rocío Suárez, directora general del Centro de Apoyo a las Identidades Trans A.C. a EL UNIVERSAL.
Las mujeres transgénero son uno de los dos grupos más afectados, junto con los homosexuales, por agresiones físicas motivadas por su condición. Las presiones siempre están asociadas con daños físicos, violación, acoso sexual y amenazas de muerte, de acuerdo con la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV). En su más reciente Investigación sobre Atención a Personas lésbicas, gay, bisexuales y transexuales LGBT en México, determinó que la violencia verbal es la más generalizada y también la sicológica, a través de amenazas.
“Este tipo de homicidios se da en función de la identidad. Por lo regular, las mujeres trans son asesinadas en espacios públicos, muchas veces, por más de un agresor, las atacan con arma de fuego, sobre todo, y con armas blancas. Las más afectadas son trabajadoras sexuales”, detalló Alejandro Brito, director de la organización Letra S Sida, Cultura y Vida Cotidiana.
El Centro de Apoyo a las Identidades Trans A.C. y Letra S se dedican a documentar esas cifras a partir de notas periodísticas en distintos medios de comunicación, porque “ninguna procuraduría ni fiscalía del país lleva registro de este tipo de asesinatos, porque no se reconocen todavía los crímenes de odio por condición LGBTTTI en el país y no toman la identidad de género como variable”, afirmó Brito.
Veracruz es el estado más peligroso para ser trans: de 2007 a septiembre de 2018 45 mujeres transgénero fueron asesinadas. Guerrero, con 43 casos; México, con 38; Chihuahua, con 35; Baja California y Puebla, con 26 cada uno, y la Ciudad de México, con 24 casos, siguen la lista, denunció Rocío.
“Los cuerpos de las mujeres trans asesinadas suelen aparecer en las calles, carreteras y parques (...). La edad promedio de las víctimas es de 28 años y en más de la mitad de los casos sus ocupaciones son el trabajo sexual y el estilismo”, comentó Rocío, y precisó que en más de 50% de los casos, las víctimas no son identificadas o reclamadas por sus familiares, por lo que se dificulta el proceso de búsqueda de justicia, puesto que no hay quién le dé seguimiento.
“Muchas mujeres trans emigran de sus lugares de origen hacia las ciudades o capitales de los estados y la mayoría de las veces no mantienen vínculos cercanos con sus familiares, por lo que no hay alguien que pueda reconocerlas y sus cuerpos se van a la fosa común”, dijo.
Las víctimas indirectas de los asesinatos a mujeres trans, generalmente sus amigas y en ocasiones sus familiares, suelen vivir discriminación al momento de las investigaciones: “La primera vulneración que realizan las autoridades es no tomar en cuenta la identidad de las mujeres trans y asumirlas como hombres vestidos de mujer, muchas veces, incluso, de tratar de culparlas de su destino porque ‘engañaron’ a sus clientes y se ‘hicieron pasar por mujeres’. De ahí siguen otras anomalías: por lo regular los asesinatos quedan impunes, se asume que las víctimas iban a tener ese destino por la vida que llevaban, o si los presuntos culpables están detenidos, muchas veces quedan libres”, afirmó el director de Letra S.
Consecuencias de la discriminación
La mayoría de las veces, los padres son los primeros en rechazar, castigar, discriminar y reprimir a los niños y adolescentes cuando se dan cuenta de que son transgénero, aseveró Rebeca Robles, investigadora en Ciencias Médicas del Instituto Nacional de Psiquiatría.
“La tendencia es que sus padres les digan que [su expresión de género y conductas] están mal y que los orienten a realizar actividades, juegos o vestirse de acuerdo con el sexo biológico (...) y los roles de género culturales”, dijo.
Destacó que desde muy pequeños los niños suelen detectarse a sí mismos como personas con una identidad de género opuesta al sexo asignado al nacer, pero “lo último que hacen es decirle a sus padres, porque se percatan que la sociedad discrimina [a quienes manifiestan] conductas del otro sexo”.
La cadena de violencia continúa en ambientes como el escolar y el laboral, al igual que en lugares públicos, donde también se propician condiciones violentas.
Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis) 2017, la primera causa de discriminación en México es la apariencia. Ese factor es determinante para las trans.
“Las mujeres transgénero no son vulnerables de nacimiento o por su condición, son vulnerables por el estigma social. [Ser trans] no es un problema mental, pero representa uno social.
“El problema lo tienen quienes prefieren rechazar antes que entender al otro, puesto que entre más confrontas las creencias que tiene la población con relación a cómo deberías de ser, tiendes a sufrir más rechazo. Por eso es un problema especial la violencia hacia la mujer trans, porque es la que está más visiblemente transformada, por eso es más vulnerable”, dijo la activista.