Ana María está molesta. Ha llegado a comprarse unos zapatos más cómodos que los botines que traía. Toma asiento en una silla plegable de un pequeño puesto de zapatos y sombreros que está sobre la calle de Sullivan. Ahí, recuerda que hace 10 años quiere solucionar el reparto de bienes por su divorcio , pero eso no sucederá.
“No sirve de nada que cambien las leyes si no las ejecutan. Las mujeres siempre hemos sido víctimas, pero ese no es el problema, es que no ponen orden desde el gobierno. Nosotras denunciamos y no les hacen nada, no le hacen nada a nadie”, dice.
Hace una década, Ana María se divorció de quien era su esposo, y el proceso legal que viene después no ha podido resolverse. Se casaron bajo el régimen de bienes mancomunados y ambos deberían recibir, por ley, la mitad del total de lo que obtuvieron durante su matrimonio.
“Las cosas no están resultando. El problema de México, a parte de la desorganización, es que no se respetan las leyes, y nos están llevando al límite para agarrarse de otras cosas, decir que los motivos son otros, no. Aquí el problema es la impunidad, no es la sociedad, es el gobierno”, afirma contundente.
Ella trabaja lejos. Tiene que tomar el autobús este lunes en que se conmemora el Paro Nacional de Mujeres en todo el país. Ana María, psicóloga de profesión, decidió no parar, asegura, porque “no estamos pidiendo que nos traten bien”, sino que aplique la ley cuando violentan a una mujer.
“A los cuatro años del divorcio pedí sentencia, para disolver la sociedad conyugal y el juez me lo negó. Hace poco lo pedí de nuevo y una juez, una mujer, me dijo que no es viable aceptar las cuentas bancarias porque ‘no se puede saber si ya nos las gastamos’.
“Perdí seis años. De esos es de lo que estamos furiosas las mujeres, de las injusticias, de que ellos sigan como si nada. También estamos hartas de que violen a mujeres indígenas, a niñas, y no por gente como si nada, sino por sus familiares y por el Ejército”, relata indignada.
Sobre la marcha y el Paro Nacional sólo tiene un comentario: “hagamos lo que hagamos, nos manifestemos como lo sea, el gobierno solo va a considerar que estamos en su contra. Pero no somos víctimas solo de la casa”.
Ana María afirma que las mujeres no necesitan que el gobierno “hable de valores” y “le hable bonito a los hombres para que respeten a las mujeres”. “Que se quiten esos fantasmas y se pongan a aplicar la ley”, que se pongan a trabajar”, sentencia.