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El estudio cualitativo Afrontando riesgos de violencia de género en México: la perspectiva de personas forzadas a huir, reveló que la violencia de género fue la razón para abandonar el país de origen de algunas personas, y en otras, el principal motivo por el que desearon salir del territorio mexicano.
En el marco de los 16 días de activismo contra la violencia de género, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) presentó el estudio que también indica que “la violencia de género es una experiencia constante para las mujeres: Con independencia del lugar de ocurrencia o del tipo de perpetrador, todas las mujeres participantes expresaron haber experimentado algún tipo de violencia, fuera resultado o no de su proceso de movilidad”.
En la presentación del estudio en la Casa Refugio Citlaltépetl, el oficial senior de Protección de ACNUR, Daniel McGuire, indicó que “gran parte de la población está huyendo de la violencia”. Refirió que 75% de la población en movilidad que entra a México por la frontera sur sufre violencia como persecución interiorizada “y muchas de ellas son, obviamente, mujeres, son niñas”.
El reporte revela también que las personas en trayectorias migratorias o de movilidad irregular, sin acceder al sistema de asilo, encuentran mayores riesgos de exposición a la violencia de género; indica que la desconfianza provoca que no se acerquen con frecuencia a los servicios de respuesta. “Personas solicitantes de la condición de refugiadas identificaron que era más fácil acceder a estos servicios al entrar en contacto con autoridades y organizaciones”, refiere.
Mujeres que viajan solas, con jóvenes o en grupo con migrantes en la frontera sur, y son interceptadas por la delincuencia, conductores de transporte u otras personas en centrales camioneras, enfrentan como resultado algún tipo de violencia sexual, secuestro y extorsión; además pueden ser aisladas o víctimas de violaciones tumultuarias, expone.
La sexualización por nacionalidad es otro problema al que se enfrentan. “Todas las personas participantes calificaron sus experiencias vitales de movilidad como llenas de miedo y ansiedad”, detalla.
Las personas reconocieron utilizar distintos mecanismos de respuesta para protegerse de la violencia, tales como uso de anticonceptivos, viajar con el perpetrador de violencia familiar como una forma de protección, mantener relaciones de pareja con hombres que conocen en el trayecto, selección de la agresión sexual hacia ellas para proteger a sus hijas y cambio de localidad o de ruta cuando el agente perpetrador r de violencia localiza a las mujeres, entre otros, indica el informe del ACNUR.
En tanto, los hombres compartieron experiencias de violencia de género, relacionadas principalmente a incidentes de secuestro por el crimen organizado.
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Erika Troncoso Saavedra, coordinadora de Vinculación Estratégica Interinstitucional de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), señaló que hay un incremento en el número de mujeres en situación de movilidad.
La funcionaria aceptó que muchas veces, las migrantes no solicitan ayuda a las autoridades porque no saben que en México se ampara su atención a través de la norma 046 por violencia familiar y sexual.
“Las mujeres, notamos, no quieren recibir atención para no afectar su cruce por el país”, expuso. Troncoso añadió que trabajan para evitar una reducción al presupuesto de programas para mujeres violentadas, que podría afectar a las migrantes que transitan por México.