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Hace algunas semanas José Narro decidió renunciar a su vida académica y dedicarse, ahora sí, a la política, desde donde buscará competir para lograr llegar a la presidencia nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Decisión que, afirma, tomó de motu proprio.
El exrector de la UNAM dice que busca aportar al país desde la trinchera partidista, pero advierte que en el tricolor es necesario tener un proceso con reglas claras y en donde el que compita no sea el dinero, sólo los aspirantes y que la militancia vote libremente.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Narro Robles sostiene que el PRI debe ser una oposición madura, que entienda su papel: “Ser oposición no es sinónimo de negación”, señala.
¿Qué lo lleva a querer buscar la dirigencia nacional del PRI?
—Yo soy un hombre que cree en la democracia, que se identifica con las instituciones democráticas. Dentro de los partidos políticos yo me he identificado, he militado y he trabajado, incluso dentro del PRI.
En este momento que habrá elección de una nueva dirigencia, conviene poner al servicio del partido una hoja de vida. Recibí comentarios generosos de personas a las que les tengo mucho respeto y me hicieron pensar en la posibilidad; me llevaron a tomar una decisión.
¿La decisión la tomó por motu propio o por sugerencia?
—En mi vida yo he tomado decisiones muy importantes. En este caso es una decisión personalísima, reflexionada, que ha implicado el que yo dé por terminado mi ciclo dentro de la Universidad y que dé por culminada mi vida académica.
¿Por qué vale la pena renunciar a un prestigio académico, para buscar dirigir un partido que está ‘en la lona’?
—Lo digo con honestidad y tratando de no ser ni pretensioso ni soberbio, es una de las peores condiciones que un ser humano puede tener. Yo tengo, en mi perspectiva, la convicción de participar, el interés de contribuir y ayudar, y la posibilidad de hacerlo.
Siempre digo que, frente a procesos de esta naturaleza, uno tiene que hacerse varias preguntas: ¿quiero?, ¿puedo?, ¿tengo algo que ofrecer a la institución, en este caso, al partido?, y ¿creo que cuento con el apoyo, simpatía o participación de los miembros de esa comunidad? Y sí quiero, sí creo que puedo, sí tengo algo que ofrecer y sí he contado con apoyo.
¿Todo bien medido?
—Bien medido. Cuando uno entra a una justa democrática, a un proceso electoral, uno tiene que saber y yo lo sé: que se gana o se pierde.
¿Preparado para ambas?
—Siempre uno debe estar preparado para ambas circunstancias; sin embargo, le aseguro que voy a ganar.
El diputado René Juárez se bajó, advierte ruptura en el partido y acusa que el dinero compite. ¿Ya midió usted eso?
—Estoy convencido y lo he dicho, la política no puede hacerse sólo con dinero; cuando la política se hace sólo con dinero se pervierte, se corrompe, se debilita y se destruye.
¿Los priistas utilizaron el dinero para hacer política y terminaron siendo los peores?
—No. Ojalá el problema fuera de un partido y de México. Los partidos políticos en el mundo, y México no es la excepción, han tenido también dificultades, tropezones; la sociedad ha cambiado. Quienes fallan son las personas, no son las instituciones.
La corrupción no es de la institución, es de las personas que cometen una falta absolutamente reprobable.
¿Usted está limpio?
—Yo puedo decir que tengo la conciencia tan tranquila, por lo que a mi me ha tocado vivir a lo largo de muchos años de vida profesional y de servicio. Puedo mirar a los ojos a mis nietos sin ninguna pena y sabiendo que no tendrán que avergonzarse por los actos de su abuelo.
¿Usted representa una cara nueva para el PRI? La militancia no está familiarizada con usted.
—Es cierto, porque la vida pública le da a uno muchas oportunidades. Al país se le sirve desde diferentes trincheras. Al propio partido se le sirve dentro y se le sirve defendiendo los programas, poniéndolos en marcha, haciendo que sean operacionales, que sean parte de la realidad los principios y proyectos que se persiguen.
¿Ve la mano del presidente López Obrador en el proceso del PRI?
—Lo que puedo decir es repetir lo que él ha dicho: que él respeta el régimen interno de los partidos y que él no tiene ningún interés en tener una intervención, que será respetuoso. Yo celebro que esa sea la actitud.
¿Cierta cúpula priista está detrás de usted? ¿Manlio Fabio Beltrones?
—Voy por todos los priistas, yo quiero ser el candidato de la militancia y de los grandes cuadros que ha generado el partido. Quiero ser el candidato que le sirva al partido en un momento fundamental, un candidato inspirado en los grandes personajes que han llegado, incluso, a dirigir el partido.
¿Quiénes?
—Jesús Reyes Heroles, Luis Donaldo Colosio, de quien fui su amigo, de quien fui su colaborador y a quien le debo mucho de la inspiración que tengo. Quiero ser el candidato no de una cúpula, no de personajes a quienes profundamente respeto y con quienes me identifico, sí por supuesto, pero me gustaría ser el candidato de muchos grupos, de muchos personajes y de la militancia. Gastar suela, estar cerca, oír a la gente.
¿Invitó a la gobernadora Pavlovich a ser su compañera de fórmula?
—Ambos coincidimos en que una persona que tiene un compromiso debe tratar de cumplirlo, y cuando ella le pidió el voto a las y los sonorenses, tomó el compromiso de cumplir con una responsabilidad. Hasta ahora no he invitado a nadie. Mi problema es que abundan las grandes mujeres dentro del priismo, un PRI confrontado, herido, cuestionado, señalado, la tarea no es menor.
Es una tarea mayúscula, por lo que representa el PRI en la vida nacional, por la historia que ha tenido mayormente de aciertos; ha habido desaciertos, sí; ha habido falla de las personas, sí; ha habido inconvenientes, situaciones francamente penosas, sí. ¿Por qué no lo vamos a reconocer? Un problema se resuelve cuando se reconoce. Estoy convencido que tenemos que reconocer las fallas para corregirlas, tenemos que saber lo que quiere la sociedad para poder reconquistarla.
¿Va a tener que hacer gran limpia dentro del partido?
—Yo soy siempre optimista respecto a que, cuando hay ejemplos de que las cosas pueden hacerse de manera diferente, se puede convocar a que se hagan de forma diferente. Tengo la convicción de que así como a los buenos no les gusta estar con los malos, resulta a que a los malos tampoco les gusta estar con los buenos.
¿Qué clase de oposición visualiza para el PRI?
—Tiene que ser oposición madura, oposición que entienda su papel, que sepa decir sí y que también sepa decir no, que lo pueda hacer con altura y argumentos. Ser oposición no es sinónimo de negación.
¿Defender todo lo que el PRI ha construido?
—Defendiendo lo que se ha construido y que tiene vigencia. Las instituciones del país son perfectibles. ¿Son inmutables?, no; ¿deben transformarse?, por supuesto; ¿deben estar siempre al servicio de la causa nacional?, sí, para eso son.
Creer que en este país, hoy en 2019, estamos igual que hace seis o siete años, en 2012, es cometer un error. O creer, peor tantito, que hace 20 o 30, o 50 años las condiciones de las y los mexicanos eran mejores es no saber lo que ha pasado o estar ignorando, engañándose así mismo.
No, México hoy es mejor que hace años. México tiene una grandeza que nadie puede regatearle, México tiene problemas, pero también tiene grandes posibilidades y no es discurso.
¿Qué reglas pide para el proceso?
—Que hagamos un proceso del que todos puedan sentirse orgullosos, que esté lleno de capacidad de dar cuentas, en el que se tengan reglas claras, piso parejo y que esas reglas se cumplan y que ese piso parejo no se desbalancee en ningún sentido.
Que se valga, por supuesto, sumar a todos los que se puedan sumar, pero que no se valga depender de recursos financieros o de prácticas que sean una simulación. Los priistas, los mexicanos están hartos de simulaciones en la vida política y eso es lo que no podemos tener nosotros, la tentación, siquiera, de cometer en un proceso porque sería terrible para el partido.
El partido no se lo merece, la militancia no se lo merece y el país entero nos lo reclamaría.