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Desde 2016, Ulises Ruiz, exgobernador de Oaxaca, comenzó a exigir al PRI apertura y levantó la mano para buscar dirigir a su partido. De cara al 90 aniversario del PRI subrayó, en entrevista con EL UNIVERSAL, que este orgamismo político requiere de una reforma interna de fondo, acabar con viejas prácticas, y regresar el propio partido a la militancia tricolor.
Ruiz Ortiz se ha dedicado a recorrer el país para convencer que él es la mejor opción. Acusó una “cargada”, incluso desde el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, en favor del gobernador de Campeche, Alejandro Moreno, para que se convierta en dirigente nacional del PRI.
¿En dónde ubica hoy al PRI?
—Recorrimos el país. Lo hemos hecho desde 2016 en el cuarto año del presidente [Enrique] Peña, cuando renuncia Manlio Fabio a la dirigencia e imponen a Enrique Ochoa como gerente del PRI, la Asamblea Nacional en donde nosotros participamos en contra de que se quitaran los candados; la decisión de una candidatura de un externo, las plurinominales secuestradas por el grupo de presidente Peña. Decisiones en los estados, municipios, algunas candidaturas buenas que finalmente abandonaron, prácticamente las dejaron a su suerte, y otras muy malas que provocaron rupturas en el partido, que no se atendieron además.
Un PRI que se quedó en su casa muy molesto y una gran mayoría que votó por Andrés Manuel o por Anaya. El resultado electoral, todo lo que fue parte de esta derrota: las prácticas hacia el interior del partido.
Y como gobierno, pues no cumplir con expectativas, sobre todo en el aspecto de seguridad, que es el rechazo más fuerte; los escándalos de corrupción tanto del presidente Peña como de la generación que tanto presumía de gobernadores, algunos están presos, otros están huyendo y otros no han terminado de gobernar, pero tienen el corte peñista.
¿Qué quieren del PRI?
—Lo más importante es hacia dónde va el PRI y qué queremos con el PRI, y en ese sentido hemos venido impulsando, pidiendo, exigiendo que la nueva dirigencia nacional que se define en este año, a más tardar en julio porque el cambio es en agosto, sea por consulta a la militancia, esto es, que instalen urnas en todo el país y sea un procedimiento directo en donde militantes puedan decidir entre quienes se inscriban para contender por la presidencia del partido.
Nosotros saludamos que la presidente haya dicho que será un proceso abierto; nosotros saludamos esa iniciativa, sólo que necesitamos revisar varias cosas del proceso abierto.
¿Como qué?
—Nosotros estamos impulsando que el INE sea quien conduzca el proceso interno. Esto va a dar garantías de que no haya dados cargados y los militantes del partido decidan en libertad. Nosotros hemos insistido también en que el padrón priista se levante el día de la elección, independientemente de la tarea que están haciendo ahorita de refrendo o de reafiliación.
¿El proceso actual de refrendo no es confiable?
—Puede hacer trampa, sin duda. Lo platiqué con el secretario de Organización. El padrón priista registrado en el INE tiene inconsistencias y se levantó antes de la elección del 1 de julio.
Entonces, se va a hacer un refrendo con algo que se levantó de manera irregular cuando estaba César Camacho al frente de la dirigencia. El día de la elección interna para elegir al presidente nacional del partido es la mejor oportunidad para levantar el padrón priista. Que vayan, que se registren, y el INE puede estar seguro de que quienes acudan a esa elección sea gente que tiene interés y sea militante del partido.
Claudia [Ruiz Massieu] convoca a sectores y organizaciones... eso me parece irregular porque, por ejemplo, el líder de la Red de Jóvenes está abiertamente con Alejandro Moreno, quien tiene tres años en el gobierno y ya aspira a la candidatura del PRI para la dirigencia, que ese es un candado que nosotros vamos a poner, para parar a esos chapulines; no acaban un cargo y se brincan a otro.
¿Ve trampa en el proceso de refrendo de militancia y afiliación?
—Hay una trampa, sin duda. Lo primero que tiene que hacer Claudia es pedirle la renuncia al dirigente de la Red de Jóvenes, pero también al de la Fundación Colosio, que está abiertamente con Alejandro Moreno, es el cerebro de Alejandro Moreno. Está trabajando abiertamente en las aspiraciones del gobernador y es el presidente de la Fundación Colosio [José Murat].
¿Quién mete mano en la renovación de dirigencia?
—Hay todavía un equipo que dejó el expresidente Peña. Él renovó antes de irse a los dirigentes de sectores y organizaciones como para quedarse con el PRI. La propia Claudia la deja el presidente Peña al frente del PRI. Pero, además, reestructuraron ya varios Comités Directivos Estatales en el mismo estilo unilateral, los gobernadores o bien los directivos estatales, que están a modo de la dirigencia nacional.
Los consejos políticos y municipales los están reestructurando ahorita y el reclamo es que lo hacen de forma unilateral. Nosotros proponemos que se mande a consulta.
Queremos cambios de fondo, planteamos cambios radicales en la forma de hacer política dentro del PRI. Lo que vemos ahora son las mismas formas que nos llevaron a la derrota. Un grupo paralelo que dejó el presidente Peña encarrilado como para seguir secuestrando a la presidencia del CEN. Y hay otro grupo de priistas muy cercano a Andrés Manuel López Obrador.
¿En qué estatus podemos poner entonces al partido?
—Me parece que está en la mejor oportunidad de vencer precisamente lo que nos llevó a la derrota. Yo he dicho que la paradoja es que en el peor momento de la historia del PRI desde su fundación es la oportunidad de construir un partido de militantes, y para allá vamos.
Ahí están las prácticas, nadie nos las va a enseñar. En el país prácticamente es unánime el acabar con esas prácticas, recuperar lo mejor de nuestros orígenes viendo a un partido del siglo XXI.
El PRI no define qué tipo de oposición es...
—La política social que está aplicando el nuevo gobierno es igualita a la del PRI: asistencial, y no va a resolver los problemas. Ese es un tema que debemos discutir en la próxima asamblea nacional.
Tenemos que salir con una propuesta de una nueva política de desarrollo social, no asistencial, que genere ingresos para los mexicanos, detenga la pobreza y la revierta. Se trata de tener programas, no de ver cómo se ganan elecciones.
El PRI no termina de definirse...
—Estamos en eso, hay que meterlo a la discusión para que quede plasmado en nuestros documentos básicos y sea precisamente la oferta que tengamos para convencer a los mexicanos.
Yo sé qué quieren los priistas: en el interior, quieren definir y participar en las candidaturas. Queremos partido de militantes, no de externos.
¿Hay que reconfigurar todos los documentos?
—Una gran parte, otra gran parte está ahí; no es mala, pero no les hacemos caso. Por ejemplo, la socialdemocracia en donde el PRI siempre se ha desenvuelto, pero en realidad somos un partido de ultraderecha. Hay que ponerse fuertes.
La sociedad mexicana cambió, nosotros no cambiamos y por eso nos cambiaron. Hace más de 30 años no ha habido reformas profundas en el PRI.
¿Cuál debe ser la identidad de partido en la antesala del centenario?
—La socialdemocracia contemporánea significa: ¿cuál es nuestra ideología frente a un gobierno populista? ¿Dónde vamos a estar? Oposición es otro tema, no sabemos ser oposición, estamos borrados en el Poder Legislativo.
Les llaman PRI-Mor...
—Bueno, Alejandro Moreno se la pasa diciendo que es el candidato de Andrés Manuel López Obrador, que ya pactó con él. Es muy grave. Pero Alejandro Moreno no es el PRI.