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¿Recuerdan cuando un señor norteño bien chistoso y folclórico —bueno, Jaime Rodríguez Calderón, llamado El Bronco— para no quedarse atrás en el debate de los candidatos presidenciales prometió que le cortaría las manos a los políticos corruptos?
Pues resulta que Alejandro Armenta Mier, senador de ese partido vanguardista y respetuoso de los derechos humanos que es Morena, decidió adoptar las causas de la ley islámica o sharia del gobernador de Nuevo León y anunció que lanzará una iniciativa para castigar con castración química a violadores y pederastas... claro que nadie en su sano juicio podría oponerse a un castigo ejemplar para esos criminales, pero ¿sería pareja la cosa? ¿Se la aplicarían, por ejemplo, a un encumbrado pederasta como Marcial Maciel lo fue en su momento, o sólo va a ser para que apaguemos nuestra sed de pan y circo?
Lo que parece es que la onda de los castigos físicos les late en el nuevo gobierno, ahí está el caso de la CDMX, donde en lugar de multar por infracciones de tránsito se sancionará con “trabajo comunitario”, lo que no nos gustaría es que todo se justifique, al estilo de El Bronco, con una frasesita como: “Trump se ha salido de muchos tratados, está viendo por la integridad y felicidad de su pueblo, lo mismo debemos hacer nosotros en México”.
