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¡México está en venta! ¿Habrá algo de lo que no quiera deshacerse, vía subasta, rifa o remate, la 4T por inservible, oneroso e insultante para la austeridad juarista y franciscana? Porque ahora nos enteramos, a través de la pluma del experimentado diplomático Enrique Berruga Filloy, que el gobierno planea la venta de las embajadas de nuestro país en el extranjero, ya que, al fin y al cabo, parecieran decir los genios del ahorro y del subejercicio, estos son “palacetes” que nada más sirven para generar gastos al pueblo bueno y sabio.
El Foco conversó con periodistas de amplia trayectoria en la cobertura de la Cancillería, así como de la Presidencia de México, y coincidieron en resaltar que las embajadas no representan ningún dispendio, ya que son inmuebles que se compran y que no pagan impuestos ni renta en el país donde están, al ser propiedad —y territorio soberano— de la nación, no de algún gobierno que tuvo la ocurrencia de adquirir sedes diplomáticas que el mandatario en turno jamás pisará, por eso de que su representante en el exterior es el secretario Marcelo Ebrard.
Por supuesto, agregaron, saldría mucho más caro rentar oficinas en Washington, París o Tokio que mantener las cosas como están. ¿Y qué pasará si además de seguir perdiendo presencia en el mundo no funciona el intento de vender las embajadas?, ¿las rifarán como el avión presidencial, tras esperar durante meses a que la ONU haga el milagro? ¿Qué sigue?, ¿vender la red de cerca de 50 consulados en Estados Unidos? Conste que muchas veces representan la única opción de ayuda para nuestros migrantes, quienes siguen sosteniendo a la economía.
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