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El reloj en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México marcaba las 18:20 horas del 17 de octubre de 2019. El presidente Andrés Manuel López Obrador saldría 15 minutos después a una gira de trabajo por Oaxaca en el vuelo AM 2136, empero los minutos corrían y la expectación de su llegada se acrecentaba.
Es habitual que el mandatario llegué a terminal aérea justo en los últimos minutos antes de abordar, pero en el ambiente prevalecía la incertidumbre y la expectación.
Las primeras versiones apuntaban que las fuerzas federales habían dado un golpe al Cártel de Sinaloa, en Culiacán, capital de ese estado, con la presunta captura de uno de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán. Se especulaba con Ovidio Guzmán López y Archivaldo Guzmán.
Empero, Culiacán, era literal “una zona de guerra”, donde comandos fuertemente armados se hacían de la capital “culichi” a punta de pistola y terror incluso dentro de unidades habitacionales militares y reteniendo a personal de la Sedena.
Si para el presidente Andrés Manuel López Obrador el día más triste de su administración había sido la explosión de una toma clandestina del Tlahuelilpan, Hidalgo, el 18 de enero de 2019, que dejó un saldo de 137 muertos y decenas de personas heridas, el llamado “culiacanazo” es uno de los días más difíciles en lo que va de su administración, de acuerdo con analistas como José Antonio Crespo y Mauricio Merino.
Ese jueves negro, las 18:30 el Mandatario llegó a la terminal aérea a paso veloz, acompañado de Daniel Asaf y su equipo de Ayudantía. Vestía una chamara de piel negra y camisa blanca. Se dirigió directo a la puerta 63 de AICM, dio su pase de abordar y mostró su licencia de conducir, para luego caminar por los pasillos de cristal.
Ahí fue abordado por EL UNIVERSAL y Radio Fórmula, el Mandatario solo se limitó a señalar que el Gabinete de Seguridad informaría sobre la situación en Culiacán. Sinaloa.
“Vamos a esperar, vamos a esperar, vamos a informar más tarde, va a ser el Gabinete de Seguridad, están reunidos y ellos van a dar el informe”, señalaba con voz serena.
A pregunta expresa si entre los detenidos se identificó a Archivaldo Guzmán, hijo del líder del Cártel de Sinaloa, el titular del Ejecutivo pidió esperar a conocer el informe del Gabinete de Seguridad. La otra versión que corría era que el detenido era Ovidio Guzmán López.
Antes, se conoció que el titular del Ejecutivo fue informado por los encargados de seguridad sobre el operativo y qué para no poner en riesgo a la población, “para evitar una masacre”, se dijo como primera versión que la Secretaría de Seguridad, Sedena y Marina había dejado en libertad al detenido.
Al llegar al aeropuerto de Oaxaca, tras recibir el bastón de mando del gobernador Alejandro Murat (PRI). Una nueve de reporteros y seguidores lo envolvieron.
“Mañana informamos, ya informaron los del Gabinete de Seguridad”, decía el Mandatario abriéndose paso entre empujones y la insistencia de los representantes de los medios de comunicación, porque el mandatario pensaba que su gabinete ya había informado.
De ahí se originó una serie de contradicciones en las versiones sobre el fallido operativo para detener a Ovidio Guzmán López, quien tiene pendiente una orden de aprehensión con fines de extradición a Estados Unidos.
El 18 de octubre a pregunta expresa de EL UNIVERSAL afirmó que el Gabinete de Seguridad, con su respaldo, decidió dejar en libertad a Ovidio Guzmán.
“La decisión la tomó el gabinete de seguridad de manera conjunta, colegiada, los secretarios de Marina, de la Defensa, de Seguridad Pública. Yo respaldé esa postura porque considero que lo más importante es la protección de las personas. Lo más importante es que no haya muertos”.
Ocho meses después, en Cuernavaca, Morelos, el Presidente reveló que fue él quien decidió liberar a Ovidio Guzmán. En ese jueves negro uno de los días más difíciles para el presidente Andrés Manuel López Obrador.