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Miles de mujeres buscadoras que no reciben el Día de la Madre arropadas por el amor de sus hijos —sino con el desdén del gobierno federal y autoridades locales frente al reclamo por la aparición con vida de su descendencia— marcharon para exigir garantías de verdad, justicia y no repetición ante la crisis de desaparecidos que enfrenta México.
El movimiento no se avocó solamente a las víctimas de desaparición forzada y de la crisis de identificación forense, este año las madres rastreadoras también ofrendaron sus pasos a la dignificación de su labor en un grito desesperado por detener los recientes asesinatos, amenazas y descalificaciones de las que son objeto por hacer el trabajo que, en sus palabras, ni la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) se atreve a realizar en cerros, cuerpos de agua y fosas comunes del crimen organizado.
“Nosotras no queremos serenatas porque para ellos [los gobernantes] siempre será mejor invertir en limosna que en justicia… Lo que queremos es saber dónde están nuestros hijos, que nos garanticen justicia, que no nos maten y que a nadie más le arranquen a un hijo porque es sentir la muerte en vida”, aseguró una integrante del Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México (MNDM).
Así, con el lema “¡10 de Mayo no es de fiesta, es de lucha y de protesta!”, colectivos de madres buscadoras de todo el país y de Centroamérica se congregaron en el Monumento a la Madre para marchar rumbo al Ángel de la Independencia con el objetivo de visibilizar el rostro de quienes, por amor, las mantienen en pie de lucha.
Antes de tomar ruta, las mujeres y los familiares presentes rezaron y recibieron la bendición del obispo Raúl Vera, conocido por su labor en derechos humanos, quien se sumó en solidaridad con la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) para expresar su apoyo a la causa.
Para iniciar el avance, la vanguardia de la protesta se conformó de buscadoras centroamericanas que perdieron a sus hijos migrantes en el territorio nacional, como respuesta a los abusos que las personas en contexto de movilidad han sufrido desde el inicio de 2023.
Sin embargo, por encima de sus motivos, se unieron al lamento que pesa sobre sus pares en México por el reciente feminicidio de Teresa Magueyal, integrante del grupo de madres rastreadoras guanajuatenses Una Promesa por Cumplir.
“¡No nos maten!, sólo somos madres que buscamos a nuestros hijos e hijas desaparecidos. Nosotras también somos víctimas de este México criminal”, gritaron algunas mujeres con llanto, otras con rabia, pero todas unidas por la indignación.
“Este día no es de fiesta, es de lucha y de protesta”, resonó desde mil voces por Paseo de la Reforma. Más fuerte que los mariachis en restaurantes y calles entonando serenatas por la celebración. Los pasos cansados de las mujeres, en su mayoría de la tercera edad, honraron a aquellas que han perdido la vida durante o a razón de las consecuencias físicas que dejan las búsquedas de sus seres queridos.
“Hay días que no tengo fuerza de vivir sabiendo que mi hijo está en pedazos por ahí enterrado, pero seguiré hasta encontrarlo porque ni en mi tumba habrá 10 de mayo donde yo no mantenga este amor en mi corazón”, mencionó a EL UNIVERSAL Juana Guerrero López, quien busca a su hijo Rafael Guerrero desde hace 11 años, luego de que desapareció en un intento por cumplir el llamado sueño americano.
Al pasar por la Glorieta de los Desaparecidos, las rastreadoras recordaron a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, la importancia de no retirar un monumento que hace eco internacional sobre los más de 100 mil desaparecidos en el país.
Cuando llegaron a su destino, el Ángel de la Independencia quedó cubierto por decenas de mantas con las leyendas: “¡Ayúdanos a localizarlo!”; “No me olviden, falto yo”; “¡Hasta encontrarte!”, y mensajes e historias para conmemorar la vida de las víctimas.
Después, en la lectura del pliego petitorio, las madres recordaron al presidente Andrés Manuel López Obrador que, pese a que ha prometido “hacer todo lo humanamente posible para revertir la crisis de desaparecidos”, no hay resultados.
“A casi un año de que concluya la presente administración federal, recordamos que del Plan para la Implementación de la Ley General en Materia de Desaparición Forzada, seis de los 11 puntos no se han cumplido; en particular, lograr la coordinación de células de búsqueda en vida, la creación de una institución que coordine los servicios forenses de todo el país, y el otorgamiento de todos los recursos necesarios”.
Finalmente, tras este anuncio, cientos de madres narraron sus historias para cerrar la protesta.
“¡No nos maten!; ¡Nos nos entierren en vida como a nuestros hijos!, ¡Escúchenos!”.