Con las nuevas disposiciones ordenadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador de que el Ejército Mexicano se hará cargo del Tren Maya, y la Marina, del Tren del Istmo, las Fuerzas Armadas acumulan 27 tareas de carácter civil encomendadas relacionadas con la construcción de infraestructura, seguridad y apoyo a otras dependencias.
“Esta idea de convertir al Ejército en actor empresarial es pésima. No tiene una racionalidad económica y su lógica política es francamente peligrosa para el futuro de la democracia en México”, consideró el experto en seguridad, Alejandro Hope.
EL UNIVERSAL dio a conocer el pasado 25 de julio de 2020 que las Fuerzas Armadas asumieron 13 tareas adicionales a la seguridad pública en al menos cuatro áreas, entre ellas, la construcción de obras, capacitación policiaca, apoyo a programas sociales, así como a la emergencia sanitaria ocasionada por el Covid-19. Actualmente, esa cifra aumentó a 27 nuevas tareas.
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El martes pasado, el director del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), Rogelio Jiménez Pons, reveló que todos los tramos del Tren Maya y las ganancias obtenidas del traslado de pasajeros y de mercancías serán para la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), con el fin de que las pensiones de los militares ya no dependan del erario y para evitar que el ferrocarril se privatice con las futuras administraciones federales.
Los ingenieros militares tienen a su cargo la construcción de tres tramos del proyecto, uno de los emblemáticos del gobierno de López Obrador, que comenzará a operar a finales de 2023.
Tres días después, el Presidente anunció que el Tren del Istmo será propiedad de la Secretaría de Marina (Semar) y de los estados de Tabasco, Chiapas, Oaxaca y Veracruz.
“Van a ser los dueños de todo este proyecto, se va a escriturar a la Marina y a los cuatro estados, porque incluye el ferrocarril de Palenque a Coatzacoalcos, incluyen también el ferrocarril del Istmo a Tapachula”, señaló el Mandatario desde Veracruz.
López Obrador afirmó que es una medida para que esta obra sea siempre de la nación, esté bajo dominio del país y no sea privatizado en el futuro. Para Alejandro Hope, el Presidente de la República ve a las Fuerzas Armadas como garante transexenal de su proyecto político.
Por su parte, la investigadora del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), Catalina Pérez Correa, advirtió que ya son muchos indicios que indican un incremento en las facultades de las Fuerzas Armadas sobre las instituciones civiles, además del presupuesto que reciben, que para este año registró un incremento de 19.7%, para continuar con los proyectos encomendados.
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“Es muy preocupante, no sabemos si va a haber o no ganancias en el caso del Tren Maya, pero lo que sí sabemos es que ya son muchos indicios en los cuales lo que se está haciendo es quitando más y más controles a la Secretaría de la Defensa, controles desde las instituciones civiles a la Sedena, a la vez que se está creciendo y creciendo las facultades y el presupuesto que están recibiendo anualmente”, comentó a su vez la periodista Ana Paula Ordorica.
Indicó que el Ejército y la Marina Armada “no solamente ya tienen todas las funciones de seguridad pública, de seguridad nacional, sino que ahora también de gobierno, de construcción, de repartición de libros.
“Es preocupante no nada más por la forma en la que se está desvirtuando la función de las Fuerzas Armadas en el país, sino también porque hay ya ciertos intereses empresariales que se están creando”, explicó.
Desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador asumió el cargo, en diciembre de 2018, las Fuerzas Armadas asumieron encomiendas adicionales a la seguridad pública, como la construcción y operación del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, en Santa Lucía; la construcción de tres tramos del Tren Maya y su operación, y la operación del Tren del Istmo.
La construcción y operación de los aeropuertos de Tulum y Chetumal, Quintana Roo, y de Palenque, Chiapas; la edificación de 2 mil 700 sucursales del Banco del Bienestar; la construcción de cuarteles de la Guardia Nacional, y las obras de hospitales abandonados por el gobierno anterior, en el marco de la pandemia por Covid-19.
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Asimismo, tomaron el control de puertos y aduanas; están a cargo del combate al robo de combustible de Pemex; brindan custodia de pipas de Pemex y de la Sedena; están a cargo del plan de vigilancia en la frontera norte y sur para frenar la migración hacia Estados Unidos; dan apoyo a los programas Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro; distribuyen fertilizantes, libros de texto gratuitos y recursos de programas sociales.
Coadyuvan en la formación y profesionalización de la Guardia Nacional y participarán en las construcción de viviendas para esta corporación en Santa Fe y en el proyecto del Parque Ecológico del Lago de Texcoco.
Al presentar el Programa Sectorial (2020-2024), la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) alertó que su desempeño “multifacético”, con la realización de distintas tareas, ha provocado un desgaste y una afectación en la vida familiar de la tropa.
“Esta situación implica que las y los militares se encuentren disponibles para ser desplegados por periodos prolongados en las principales áreas que requieren un enfoque de mayor atención”.