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Frenar los megaproyectos icónicos del gobierno, poner un alto al despojo de las tierras indígenas y destinar mayor presupuesto a la educación y no a la militarización fueron las exigencias que manifestantes enarbolaron durante la marcha en contra de la presencia de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública.
Con la consigna: “¡Queremos escuelas!, ¡queremos trabajo!, ¡queremos hospitales!, ¡no queremos militares!”, la vanguardia encabezada por el Congreso Nacional Indígena partió desde el Ángel de la Independencia con destino al Zócalo capitalino en punto de las 17:00 horas.
Detrás del bloque, con una batucada y música popular, avanzaron madres buscadoras, alumnos de diversas universidades públicas, estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa y organizaciones, civiles, sociales, así como populares.
Durante su avance por avenida Juárez, encapuchados realizaron pintas con las frases: “Educación sí, militarización no”, y “Ejército asesino”. Asimismo, vandalizaron comercios, rompieron cristales y quemaron fachadas hasta integrarse a la calle 5 de Mayo.
Tras la llegada de los bloques a la plancha del Zócalo, grupos de encapuchados lanzaron cohetes y botellas de pintura roja contra la fachada de Palacio Nacional. En respuesta, elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) respondieron con gas lacrimógeno para frenar el conato de violencia.
Mientras, con gritos de “¡presidenta!, ¡presidenta!”, subió al templete la excandidata a la Presidencia María de Jesús Patricio Martínez, mejor conocida como Marichuy, quien se manifestó contra “los proyectos de muerte” porque están causando la destrucción de las comunidades indígenas. Llamó a las organizaciones civiles a ya no actuar en solitario, sino a unirse para exigirle al gobierno frenar la reforma que avala la permanencia de las Fuerzas Armadas en las calles hasta 2028.
“Queremos decirle al gobierno que no estamos de acuerdo con esta militarización; que no estamos de acuerdo con las formas que está tomando para reprimir a nuestras comunidades y pueblos originarios”.
En su oportunidad, el vocero de los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, Melitón Ortega, expresó que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha faltado a su palabra de no militarizar el país y señaló que aún hay muchos pendientes para hacer justicia a las víctimas del Ejército.
“A lo largo y ancho del país, el Ejército viola los derechos humanos. Son los que desaparecen, actúan de forma coordinada con el crimen organizado.
“El papel del Ejército ha sido un papel criminal que ha estado violando los derechos humanos, y eso para nosotros es riesgoso. Cuando aún no se esclarecen los temas duros de cómo se vincula el Ejército con los crímenes de lesa humanidad —como Ayotzinapa—, en lugar de avanzar y que los militares paguen por su participación, el gobierno los protege”, subrayó.
Aseguró que la militarización es la puerta de entrada para que el Ejército siga cometiendo más arbitrariedades con total impunidad. Al caer la noche, los protestantes empezaron a retirarse con música de batucada.
“Mientras AMLO habla de la República amorosa, los datos revelan que vivimos en la República temerosa”, repitieron mientras abandonaban las inmediaciones de Palacio Nacional.
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