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En los últimos 15 años, la educación en México “se ha convertido en una mercancía; los estudiantes, en consumidores; sus padres, en clientes, y los maestros, en proveedores de un servicio”, lamentó Andreas Schleicher, creador de la prueba PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
En entrevista con EL UNIVERSAL desde París, Francia, a propósito del Día del Maestro, el investigador alemán espera que la crisis por el coronavirus ayude a los mexicanos a revalorar el trabajo de los docentes y la necesidad de invertir en ellos y en su profesionalización, pero también a tener una nueva concepción de la educación, en la que ésta no sea una mercancía, sino una experiencia humana y una misión de la sociedad.
Conocido como el Jefe PISA (PISA Boss, en inglés), Schleicher ha dedicado gran parte de su vida a estudiar los sistemas educativos de todo el mundo y a impulsar el papel protagónico que deben tener los maestros en la construcción de éstos.
Consideró que Aprende en Casa, la estrategia del gobierno mexicano para impartir educación a distancia durante la emergencia sanitaria, es tan buena como la que implementó el gobierno chino, pero los maestros asiáticos estaban mejor capacitados y tuvieron más tiempo para vincularse con sus alumnos.
¿La pandemia ayudará a que el país valore más a sus maestros y el trabajo que hacen?
—Totalmente, ahora los padres se están dando cuenta de lo que es y lo que se necesita para educar a un niño. No se trata solamente de leerles un libro y ya, el gran trabajo es interactuar con ellos. Ahora que se dan cuenta de lo difícil que es educar a sus propios hijos, podrán imaginarse hacer lo mismo con 30 niños.
¿Qué cambios espera ver en México a partir de esta crisis?
—En los últimos 15 años he visto que en México la educación se ha convertido en una mercancía; los estudiantes, en consumidores; sus padres, en clientes, y los maestros, en proveedores de un servicio. Eso ha convertido a la educación, inclusive a la pública, en un negocio, una industria. Espero que con la crisis por el coronavirus la educación vuelva a verse como una misión social, que no sea un negocio, sino una experiencia humana.
¿Le preocupa que el Covid-19 vaya a ampliar la brecha de inequidad entre los niños mexicanos?
—Es un gran riesgo. Los estudiantes que provienen de entornos privilegiados tienen mayor acceso a recursos educativos y de aprendizaje, tienen el apoyo de sus padres, la motivación y la resiliencia para aprender por ellos mismos, todo lo que se necesita para salir exitoso de una situación como esta.
Los estudiantes en condiciones de desventaja no tienen acceso a estos recursos y por ello les cuesta mucho más trabajo plantearse sus propios objetivos y monitorear su proceso de aprendizaje. Me parece que cuando regresen a la escuela vamos a ver disparidades mucho más grandes entre los niños mexicanos.
¿Considera que Aprende en Casa basta para reducir esta brecha?
—China instrumentó una plataforma de aprendizaje muy similar a la de México. Los maestros chinos están muy capacitados para utilizar tecnología en el aula, y también conocen muy bien a sus estudiantes. Los mexicanos trabajan mucho, casi el doble que los chinos, pero éstos pasan mucho más tiempo con sus alumnos, los conocen muy bien.
El programa que desarrolló México es tan bueno como el chino, pero necesitan fortalecer muchísimo las capacidades de sus maestros para que puedan sacarle mucho provecho a la plataforma digital y conectarse más con sus estudiantes. El aprendizaje no es un proceso de transacción en el que sólo transmites conocimiento, se trata de las relaciones que se construyan entre maestros y estudiantes, en especial para estudiantes de contextos menos privilegiados.
¿Con la crisis de Covid-19, México está pagando el costo de no haber invertido en profesionalizar más y mejor a sus maestros?
—Me parece que sí. México debería redoblar sus esfuerzos para invertir en sus maestros y escuelas, así como en modernizar sus métodos de enseñanza. El país ha sido muy bueno en educar robots de segunda clase: los estudiantes mexicanos son muy buenos para repetir lo que se les dice, pero ahora es momento de pensar en lo que significa ser un ser humano de primera en un mundo que será dominado por la inteligencia artificial. Me parece que no es cuestión de hacer más de lo mismo, sino hacer las cosas diferentes.