En un mundo impulsado cada vez más por la innovación y el conocimiento, la inversión en educación e investigación son pilares fundamentales para el desarrollo de las naciones. Es importante explorar los índices de acceso a la educación en México y destacar por qué es crucial para el país elevar los niveles de enseñanza y de investigación científica.

Aunque destacan mejoras significativas en las últimas décadas, México enfrenta un rezago importante en acceso a educación superior. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2020 sólo el 41.5% de la población de 15 años y más había completado la educación media superior. Esto revela una brecha significativa sobre la que debemos concentrar nuestros esfuerzos más allá de los sexenios.

No solo tenemos un problema de acceso, sino también en calidad en la educación. Por ejemplo, si analizamos el lugar que ocupan las universidades mexicanas en los rankings internacionales se hace más evidente el rezago. Solamente dos universidades mexicanas, el Tecnológico de Monterrey y la UNAM, ocupan un lugar dentro de las 200 mejores universidades del mundo de acuerdo con el QS World University Rankings. Y si bien es cierto que podemos argumentar la objetividad de los rankings, esto revela una falta importante de competitividad a nivel global en materia educativa. Si queremos un México mejor, nos urge no solo aumentar el acceso a educación superior, sino también hacer posibles modelos educativos de primer nivel.

Las instituciones de educación superior, tanto públicas como privadas, tienen como objetivo formar a los estudiantes con las bases y los valores necesarios para que desarrollen su actividad profesional de la mejor manera posible. Algunas, adicionalmente, tenemos el compromiso de generar conocimiento de base científico y tecnológico. Para lograrlo se requieren recursos y compromiso. En los últimos años, según la UNESCO, México no ha invertido más del 0.4% del PIB en investigación, en contraste con países como Estados Unidos, China o Corea del Sur, en donde la inversión es superior al 2% del PIB. Esto, de partida, genera una gran desventaja para los centros de investigación mexicanos.

El problema es claro, pero las preguntas son: ¿qué podemos hacer para ser parte de la solución? ¿por qué batallamos en tenerlo como una prioridad para el país?

Algunas ideas que explican la realidad en la que vivimos:

Primero, las políticas públicas de México están muy centradas en problemas de la sociedad como la inseguridad, el narcotráfico y la economía, por tanto, no se presenta en la estrategia de país como puntos relevantes la educación superior y la investigación. Un desarrollo económico sostenible y con empleos de mayor calidad no se logra solo con ser un país de manufactura; tenemos que ser un país de conocimiento.

Segundo, hacer educación de calidad e investigación nos presenta la realidad de competir con el mundo exterior. El mundo en educación y ciencia hoy no tiene barreras y el nivel de competencia es con la comunidad internacional; por lo tanto, nuestras metas deben ser grandes y de mucha aspiración.

Tercero, aunque sí tenemos centros de investigación en el país, es crítico aumentar la cantidad de ellos y los mecanismos para la formación de futuros investigadores. Además, es necesario entender que los frutos de la investigación se logran a mediano y largo plazo y requieren de un ecosistema amplio de colaboración, no de lugares aislados en silos.

Por último, las instituciones educativas que se dedican a la enseñanza tienen que ver a la investigación como un valor que mejora la calidad de la educación. El tener equipos de investigación contagia tanto a profesores como estudiantes de un espíritu de ir hacia adelante, hacia grandes metas. Las instituciones educativas somos corresponsables de fomentar esas aspiraciones y de evaluar las áreas podemos competir con la creación de conocimiento de valor y aportar resultados de ciencia en acción.

En conclusión, la inversión en educación y la promoción de la investigación son indispensables para el futuro de México. En el Tecnológico de Monterrey estamos comprometidos en impulsar ambos pilares para contribuir al desarrollo social del país. Un México más justo requiere de mayor competitividad mundial; no debemos conformarnos con un país que aplauda la manufactura; necesitamos un México que crezca generando conocimiento para resolver los grandes problemas de la humanidad. Solo lo lograremos al entender el gran papel de la educación e investigación como ejes que nos permitan alcanzar el éxito como nación.

Rector de TecSalud y Vicepresidente de Investigación del Tecnológico de Monterrey

@GTorreAmione

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