Guillermo Lasso cumple dos años en el Gobierno de Ecuador este 24 de mayo. En este periodo ha sobrevivido a tres intentos de destitución de diverso tipo e intensidad.

En estos dos años de gobierno, Lasso no ha logrado un acuerdo político interpartidario que le permitiese gobernabilidad; más bien ha estado siempre al filo del despeñadero. Esto ha limitado completamente la gestión y ni siquiera ha concretado un pacto social con organizaciones de la ciudadanía.

La decisión del mandatario para disolver la Asamblea (muerte cruzada), amparada en el artículo 148 de la Constitución de la república y expedida mediante el Decreto Ejecutivo 741, se produjo en un contexto de crisis simultáneas. Desde la inseguridad generalizada en todo el país, una alta tasa de desempleo, la insatisfacción ante los servicios de salud pública, el bloqueo legislativo, hasta una limitada capacidad de gestión gubernamental en el área social. Como un hecho positivo, se destaca el equilibrio de las cuentas macroeconómicas.

Lasso disolvió la Asamblea antes de ser juzgado políticamente en el proceso por peculado. La Corte aprobó la continuidad del juicio bajo esa figura y la Comisión de Fiscalización de la legislatura basó el proceso sin un informe de consenso de sus nueve legisladores. Además, no se evidenciaron pruebas contundentes respecto de este delito. Así, la oposición quiso cortarle la cabeza al presidente con figuras que van desde la incapacidad mental hasta el descrédito popular.

Tras la “muerte cruzada”, de momento no ha habido protestas en las calles. El rechazo a la Asamblea es muy amplio y apenas tenía el 5% de aceptación. Es la legislatura peor evaluada desde la transición a la democracia en 1979.

Por su parte, el presidente Guillermo Lasso también cuenta con una aprobación bajísima. Solo el 13% de los ecuatorianos aprueba su gestión, y también ha hecho un récord el último año, pues su desgaste ha sido intenso y acelerado.

La muerte cruzada implica elecciones anticipadas para escoger el binomio presidencial y la Asamblea por el tiempo que les queda a las dos funciones del Estado para el periodo 2021-2025. En otras palabras, se vive un ambiente electoral, pues las organizaciones políticas están en la búsqueda de los mejores candidatos para el siguiente año y medio.

A futuro, queda la interrogante de si la muerte cruzada es un remedio o una nueva enfermedad para el sistema político ecuatoriano, puesto que cualquier mandatario, sin mayoría legislativa y que sufra el bloqueo político, podría aplicarlo antes de cumplir tres de los cuatro años de gobierno.

Por el momento, el mandatario ha recibido el rechazo de la oposición, el beneplácito del cuerpo diplomático acreditado en el país y el respaldo de las fuerzas del orden. Solo el tiempo dirá si Lasso tomó la mejor decisión.

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