El duelo por la muerte debido al Covid-19 del senador Joel Molina Ramírez sacude a la Cámara Alta, y en su memoria se reconoce su valía y trayectoria en un salón de sesiones, ahora sí, con menor presencia de personas.

La despedida a Molina Ramírez, por tratarse de una partida súbita, como las que marca el coronavirus, que impide a familiares y amigos acompañar a su ser querido, es sobria, dolorosa, en instantes estrujante, sobre todo para las senadoras que comparten la representación de Tlaxcala.

Ana Lilia Rivera agradece al Senado la oportunidad de decir las palabras dedicadas al profe, el maestro de primaria, el hombre bueno, sencillo, humilde, entregado con tesón a sus causas, las sociales, como lo dicen y coinciden varios de sus compañeros de la 64 Legislatura.

La senadora lo trataba con respeto hacía 20 años; Minerva Hernández Ramos (PAN), desde su adolescencia; Beatriz Paredes (PRI), quien recuerda la trayectoria del maestro que trascendió en el cariño de quienes lo conocían.

Un retrato del legislador es colocado a un lado de la tribuna central con un arreglo floral. Senadores de todas las bancadas montan una guardia de honor, en una formación en una fila, como cuando cada uno de los suplentes llega a rendir protesta para ocupar el escaño que deja el titular, en su caso, José Antonio Álvarez Lima.

A propuesta del coordinador de MC, Dante Delgado, irá a Tlaxcala una comisión de senadores a rendir homenaje póstumo a Joel Molina Ramírez.

El Senado tiene una mañana de ansiedad por el riesgo de contagio del coronavirus. Lunes y martes se toman pruebas y de ello Ricardo Monreal informa que se aplicaron a 805 personas, de las cuales 22 resultan positivas hasta ese momento, y de ellas dos senadoras —Claudia Edith Anaya Mota (PRI) y Josefina Vázquez Mota (PAN)—, y un senador, Daniel Gutiérrez Castorena, cuya identidad se supo por la tarde.

Los contagios habrían sido resultado de la asistencia a la sede de Xicoténcatl, donde estuvo el fallecido Molina Ramírez.

La morenista dice de Molina que “su vida la vivió con absoluta discreción. Jamás le gustaron los reflectores y menos buscar lucro o escarnio; así como vivió merece dejarlo partir, con esa sensibilidad y sencillez que lo caracterizó, en prudencia y con respeto”.

En tribuna, expone: “El maestro murió luchando por lo que él creía, hasta el último día de su existencia, consciente lo hizo por el más grande de sus amores que es México.

“Que este amor que lo movió a vivir, luchar y morir saque de este Senado lo mejor de nosotros, no lo peor. Que como personas seamos más humanos, más solidarios, más empáticos con el dolor ajeno”, exclama.

“Compañeros, les pido respetemos el nombre de un hombre discreto y el profundo dolor de su familia”, demanda.

Se refiere al dolor colectivo a causa de la pandemia, y explica: “Cuando esta tormenta pase, te pido Dios, apenada, que nos devuelvas mejores de cómo nos habías soñado”.

A la guardia de honor de las bancadas sigue un minuto de aplausos, y luego una segunda guardia con 24 integrantes de Morena y, a nombre de ellos habla Martha Lucía Micher Camarena, quien recuerda la paciencia y prudencia de Molina, y señala: “Allá nos vemos en el cielo, entrando a la izquierda”.

Miguel Ángel Mancera (PRD) expresa que Molina Ramírez fue un hombre bueno, siempre dispuesto a trabajar por México, de sensibilidad para escuchar, comparar propuestas.

Como Micher Camarena y después Emilio Álvarez Icaza (sin grupo), Minerva Hernández Ramos (PAN) invoca un destino celestial para el profesor. Con emoción dice: “Un abrazo hasta el cielo, mi querido profesor”.

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