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El presidente Andrés Manuel López Obrador no es el más atacado por los medios de comunicación ni por los caricaturistas, los más agredidos fueron Enrique Peña Nieto, y después Vicente Fox, pero el hecho de que el actual mandatario adopte una posición de víctima lo pone como el más sensible, subraya en entrevista con EL UNIVERSAL sobre la libertad de expresión el caricaturista y escultor Juan Alarcón Ayala desde su taller.
El caricaturista de El Heraldo de México añade que lo interesante con los anteriores presidentes era que la atención iba cambiando entre los demás actores políticos, como los secretarios de Estado, “que seguido daban la nota, había muchos más personajes dibujables, la diferencia es que ahora no, solamente está el poder absoluto”.
Señala que él no es un antipresidente, ya que considera que López Obrador está en ese cargo porque era el único que podía sacar al PRI, y si él lo dibuja es porque se dedica a ilustrar al poder, a los presidentes, a las contradicciones que hay en las administraciones.
¿Cree usted que la libertad de expresión está garantizada en nuestro país?
—Podría decirte que sí, pero no es una respuesta tan sencilla, el término de libertad de expresión ha sido muy manoseado durante muchos años, me parece que un buen periodista siempre va a saber cómo decir las cosas, un buen caricaturista siempre va a saber cómo dibujar una situación.
¿En estos 30 años que lleva en el ejercicio, alguna vez se ha visto amedrentado por alguna de sus publicaciones?
—He tenido muchas situaciones de riesgo en este oficio. Soy un monero muy discreto en mi vida profesional, no soy de rasgarme las vestiduras, pero soy de los pocos que ha tenido un conflicto internacional como en el caso de Guatemala, que se me acusó de racismo.
En otra ocasión, también en el gobierno de Peña Nieto, recibí unas amenazas de muerte espantosas, fui parte de este grupo de periodistas que amenazaron con el famoso: “el jefe ya dio la orden”, en el que estuvo creo que Denisse Dresser, Héctor de Mauleón.
También tuve algunos mensajes directos de secretarios de Estado, uno de Economía de [Ernesto] Zedillo se quejó por una caricatura; [Agustín] Carstens se llegó a quejar sobre el porqué me burlaba de su físico, entonces, no amedrentaban contra mi libertad de expresión, pero sí causan un impacto mis cartones.
¿Cree que este Presidente es el más atacado por los medios o el periodismo?
—No, el más atacado fue [Enrique] Peña Nieto. A él lo dibujé mucho y después creo que le siguió [Vicente] Fox, me parece que el hecho de que el presidente López Obrador adopte una posición de víctima es exactamente lo que no tiene que hacer el periodismo, de ponerse en el papel de víctima. Entonces, no es el más atacado, es el más sensible, pero no el más agredido.
¿El Presidente propone un debate al exponer quiénes lo atacan en su mañanera?
—Sí, si es un debate, uno que requiere de mucho oficio periodístico para saber qué es lo que está ocurriendo, yo no soy un anti-AMLO, estamos viviendo estos tiempos en los que inclusive la información es tan inmediata que lo que está ocurriendo ahora, esto no sólo pone a prueba al periodismo, sino también muestra las debilidades educativas de los mexicanos, de lo influenciables que somos, si antes éramos influenciables con las telenovelas, ahora esperamos el final de algo.
Si el Presidente nombra y dice quiénes están mal, es parte de un debate que tenía que ser así y de alguna manera nos está dando importancia, cosa que no ocurría en otros sexenios. Yo podía dibujar mil veces a Peña Nieto acusándolo de todo, de que no hacía nada por ignorante, de toda la lana que se habían robado, de la manera de manejar la política, de las relaciones internacionales, de [Luis] Videgaray y de inexperiencia con Estados Unidos y no pasaba nada, no existía el monero.
Entonces, que ahora el Presidente voltee a vernos y diga “¡ah, ustedes!”, pues le está dando poder al periodismo, entonces eso me parece que es algo importante que rescatar de eso.
¿Qué tan importante es la libertad de expresión para el trabajo que desempeña?
—Pues la libertad de expresión no es tanto eso, sino la capacidad de expresión, porque volvemos a lo mismo, libertad de expresión existe y además hay muchos medios para dar a conocer el trabajo, las redes sociales, puedes publicar lo que sea, que te bloqueen es otra cosa, pero puedes hacer y me parece que más bien, en este caso, el debate no es la libertad de expresión, sino la capacidad de expresar las cosas, cómo las dices, cómo las muestras, cómo hacer una crítica inteligente y ese es el reto.
¿No considera que el Presidente podría poner en riesgo a los periodistas y a los caricaturistas cuando los señala, justo por esta parte de influir en la gente?
—Sí, pero yo sostengo que vivimos en mundo paralelo, entras a una cuenta [en redes sociales] y te pones el nombre que quieras, pones las fotos que quieras, puedes adoptar una personalidad diferente y escribes lo que quieras, pero esa realidad virtual no pasa a la real.
En el transporte público, en la vida real, no nos estamos dividiendo entre fifís y chairos, somos todos, fifís y chairos, y si pasa una situación desfavorable, todos vamos a estar ahí ayudándonos, entonces, este debate que se está dando es sólo uno que tiene que ver con la generación del pensamiento y que estamos a un nivel de mundo paralelo, afortunadamente yo espero que no transgredamos esa línea de lo cibernético a lo real. Yo estoy convencido de que esto es mera tensión de redes sociales y nada más.
¿Considera que el ejercicio periodístico se siente intimidado o amedrentado por los señalamientos que hace el Presidente en las mañaneras?
—Me parece que estamos viviendo tiempos de efervescencia emocional y los más débiles son los que se sienten más afectados, me parece que estamos viviendo una etapa en la que se está poniendo a prueba el oficio del periodismo, si uno cae en ese juego de sentirse agredido por la figura presidencial, si uno se siente víctima que es una palabra muy de moda, entonces estás perdiendo la batalla en contra de una transición que está costando mucho trabajo llevar a cabo.
Yo creo que nadie, excepto los priistas, podría decir que estábamos muy bien con el priismo e inclusive también con los panistas, que siempre fueron muy grises, pero el hartazgo social ante un sistema político tan arraigado como era el PRI, con tanta robadera que había, pues ahora estamos metidos en esto y quienes estén diciendo que no era el camino, me parece que no están entendiendo la ruta que se está siguiendo como país.
De acuerdo a la prospectiva de los hechos, es una palabra muy rimbombante, pero es la más adecuada porque tenemos que revisar qué ruta hemos llevado para saber en dónde estamos y López Obrador, pese a todo me parece que era el único que podía ganar y sacar al PRI, eso es irrefutable, tanto como lo fue Fox en su momento y después hicimos pedacitos a Fox, creo que fue el presidente que más ha sido dibujado, incluso más que Madero, yo hasta tengo por ahí un libro sobre los sexenios panistas, y Fox en verdad era impresionante porque daba la nota todos los días.
¿El periodismo y el ejercicio de hacer caricatura puede existir sin cuestionar al poder?
—No, la caricatura editorial es un contrapeso del poder, y desde siempre ha existido para burlarse del poder, por eso ha funcionado, Rius decía que era nuestro derecho a dar patadas de ahogado.
El tema de burlarse del poder ha cambiado porque el poder lo detectan más sectores, entre ellos el social, ya es muy dibujable, cosa que yo fui de los primeros moneros que empezó a burlarse de la sociedad, de los chairos, a darles una imagen, ¿y por qué me burlo de ellos?, porque son un poder, realmente son un poder ahí real, que son capaces de tumbar cualquier cuenta de Twitter si se lo proponen, entonces, ¿por qué no tienen que ser dibujados?