El amor por la familia que ha construido en el Centro Psicológico de Intervención Integral YAKUNAJ es la gasolina que impulsa a su directora, Ana María González Guadarrama, para levantar, sin apoyos económicos del gobierno o alguna otra institución, esta escuela que desde hace 25 años atiende a niños con discapacidad.

Lo que empezó en un área de dos por cuatro, con seis niños y una mesa con cartulinas y plumones como material didáctico, se ha convertido en un amplio espacio de trabajo, patio para actividades físicas y un par de cuartos más para uso de las necesidades de los pequeños, gracias al esfuerzo de la maestra Ana María, quien realiza tareas extra para financiar su proyecto.

Educan para la vida a niños con discapacidad
Educan para la vida a niños con discapacidad

Niños y niñas con autismo y síndrome de Down son recibidos a partir de las ocho de la mañana, de lunes a viernes, con cantos, baile y palabras para motivarlos, como parte de una actividad de integración de las maestras Liz, Jennifer y Ana, con la finalidad de oxigenar su cerebro.

Un estrobo de colores ilumina las paredes y mesas del aula están forradas de imágenes, colores y brillos estimulantes.

“Iniciamos con una actividad de coordinación allá adentro; al mismo tiempo, traemos por grupos a los niños al patio para que comiencen con actividades físicas que mejoren su estado de ánimo”, comenta la maestra Jenni.

“Más allá de lo académico, nosotras hacemos un trabajo integral; formamos una estabilidad en ellos como individuos, creamos habilidades para su vida diaria, conducta, lenguaje y habilidades sociales y sicomotrices que les faciliten la independencia, sin importar su condición”, explica la directora.

La mayoría de los niños que están bajo el cargo de las tres profesoras han crecido de la mano de la maestra Ana María González. Sus “gorditos” han ido desde no poder caminar ni expresarse verbalmente, hasta preparar su propia comida y hacerse cargo de su limpieza corporal sin ayuda de sus padres.

Educan para la vida a niños con discapacidad
Educan para la vida a niños con discapacidad

Con una maestría en educación especial, otra en terapia de lenguaje, una certificación como terapeuta acuática y otra como entrenadora certificada en olimpiadas especiales en México, la mujer de 48 años proyecta sumarle a su plan educativo la creación de una comunidad, en la que las personas con discapacidad puedan vivir por ellos mismos.

“Mi sueño es formar un espacio en donde tengamos habitaciones, cocina, área de lavado, alberca y una granja para que los chicos más grandes tengan un espacio seguro en donde vivir sin sus papás.

“Que puedan lavar, cultivar, cocinar su propia comida y tener una vida independiente como todos nosotros. Formar una comunidad”, detalla González Guadarrama.

Ana María asegura que mantener su pequeña institución educativa en pie “ha sido una montaña rusa”; sin embargo, en ningún momento ha pensado en abandonar el camino, pues subraya que su vocación como profesora le ha pagado con excelentes emociones y mucho amor, más allá de lo económico.

A pesar de haber tenido fuertes pérdidas familiares, ha “ganado muchos hijos y mucha familia, entre la familia de mis niños”, comenta con lágrimas.

Por esta razón, refiere la maestra Ana, continúa con su preparación y reforzando sus conocimientos como profesora, para poder servir hasta el fin de sus días a estas “personas especiales”.

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