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El clima político en México no favorece la libertad de expresión porque el presidente Andrés Manuel López Obrador y otros funcionarios públicos descalifican constantemente a los medios de comunicación, lamentó Jan-Albert Hootsen, representante en nuestro país del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés).
En entrevista con EL UNIVERSAL, el defensor consideró que las descalificaciones del presidente López Obrador contra los integrantes de la prensa son parte de una estrategia de comunicación política que sirve para desviar la atención de la falta de resultados de la administración pública federal.
Jan-Albert Hootsen no dudó en señalar que el gobierno federal ha concentrado sus esfuerzos en fortalecer su proyecto político —la Cuarta Transformación y el combate a la corrupción— a costa de no garantizar la libertad de expresión, situación que pone en vulnerabilidad a los profesionales de la comunicación, que ya de por sí enfrentan altos niveles de violencia e impunidad.
El representante del Comité para la Protección de los Periodistas también se mostró preocupado porque el mismo discurso del Jefe del Ejecutivo federal —quien ha llamado a los periodistas “prensa fifí”, “adversarios” o “conservadores”— ha sido reproducido por funcionarios estatales y municipales, quienes buscan ganar capital político a través de los insultos a los medios de comunicación y los reporteros.
A falta de cuatro años para que concluya el actual sexenio, Jan-Albert Hootsen advirtió que durante 2019 y 2020, México ha sido considerado por el Comité para la Protección de los Periodistas como el país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo y no hay indicios de que eso vaya a cambiar en el futuro próximo.
¿Cómo estamos en México actualmente en materia de libertad de expresión?
—El clima político en México no favorece la libertad de expresión. Cuando el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador recién entró en funciones vimos algunas señales positivas, por ejemplo, el compromiso de acabar con la impunidad, con la censura y con los asesinatos de periodistas.
Lamentablemente, casi dos años después —de que inició la actual administración el 1 de diciembre de 2018— hay un clima de mucha polarización, de una retórica de confrontación con la prensa, de dividir entre prensa buena y prensa mala.
¿Por qué referirse a los medios de comunicación, a los periodistas de esa manera?
—Los funcionarios pueden elegir entre apoyar la libertad de expresión o su proyecto político.
Claramente el gobierno del presidente López Obrador, desde el momento en el que usa esa retórica, está optando por la ventaja política que puede sacar al referirse de esa forma.
Se está jugando más en la arena política de la polarización, y obviamente le conviene al gobierno federal, porque cuando hay una decisión o un tipo de política que no ha tenido resultados como el gobierno quiere, el atacar a los medios de comunicación es una especie de distracción.
¿Hay una estrategia política en los dichos contra la prensa?
—Hay una estrategia de comunicación política que es muy clara y esto no lo vemos sólo en México, también pasa en Estados Unidos con Donald Trump; en Brasil con Jair Bolsonaro, o en El Salvador con Nayib Bukele.
¿Se deja en vulnerabilidad a los periodistas?
—Totalmente, he acompañado casos de periodistas que han sido señalados por el Presidente de México en la conferencia mañanera y como resultado han recibido miles de reacciones adversas, hostiles y hasta amenazantes en redes sociales.
Es una situación que todo México conoce, no es nueva después de dos años y es algo que el gobierno federal también sabe, aunque las prácticas siguen siendo las mismas en las conferencias mañaneras en Palacio Nacional.
¿Cómo frenar las descalificaciones contra los representantes de la prensa?
—Tenemos que seguir en el camino del diálogo y dejar en claro que cierto tipo de expresiones no son aceptables, por ejemplo, en el caso de la revista Nexos, a mí me preocupa que la misma Secretaría de la Función Pública (SFP) no sólo anunció una investigación contra este medio de comunicación, sino que lo hizo con una retórica claramente política.
También cuando Paco Ignacio Taibo II le dice a Enrique Krauze que se vaya del país, ese tipo de retórica no es aceptable por parte de un funcionario público, porque no es algo que genera un debate, no es algo que ayuda a la libertad de expresión. Parece que hablan sin pensar en las consecuencias…
Es una cuestión de proporcionalidad, hay funcionarios públicos que tienen un podio enorme con todas las herramientas para atacar a los medios, pero los medios no tienen el mismo podio ni el mismo alcance.
Si bien es cierto que el Presidente, Taibo II y la secretaria de la Función Pública tienen la misma libertad de expresión que tú y yo porque está en la Constitución, también tienen un rol, una responsabilidad de medir la forma como se expresan.
¿Cómo debería ser la relación entre los medios y un presidente de la República?
—El diálogo y el debate con el gobierno se debe basar en hechos, en respeto mutuo y en un sentido de igualdad. Ahí los calificativos, el lenguaje de odio hacia los medios no ayuda de ninguna forma. Si el Presidente opina que una cobertura no es justa, lo puede decir, pero también hay que responder de una forma correcta a la crítica y no descalificar y ya.
¿En el CPJ tienen cifras sobre la situación de México?
—Este año y el pasado, México fue el país más violento contra periodistas a nivel mundial. En cuanto a los desaparecidos, el panorama es abrumador porque cada dos o tres años tenemos a otro periodista desaparecido, eso quiere decir que es una constante.
Por último, en el CPJ siempre publicamos el Índice Global de Impunidad. Ahí calculamos los asesinatos de periodistas a nivel mundial y México queda en el séptimo lugar, sólo por debajo de países en situación de guerra: Irak, Siria, Yemen, Somalia, Afganistán, etcétera.
¿Los mecanismos de protección para los periodistas cómo están?
—México tiene una larga historia trágica de mecanismos, ahora están, por ejemplo, el de la Ciudad de México y el federal, pero claramente no son suficientes porque no reciben suficientes fondos, reaccionan después de la agresión y el factor principal que sigue incentivando la violencia en México es la impunidad.
Faltan cuatro años del actual sexenio, ¿qué panorama ves?
—Yo espero que los gobiernos federal y estatales reconsideren su lenguaje en el debate público con los medios, pero la realidad va a ser bastante compleja porque estamos económicamente y socialmente, y en materia de seguridad, muy mal en México.