En la actual crisis de desapariciones en México, organizaciones independientes de derechos humanos calculan que diariamente 26 personas son víctimas de este delito, fenómeno que se ha normalizado y para el cual no hay ningún plan de prevención por parte de la actual administración.

México, en cuatro años, señalan, ya alcanzó la cifra de 37 mil desapariciones de personas, mientras que en los primeros cuatro años de Enrique Peña Nieto fueron 15 mil.

“Este sexenio ya rompió el récord de desaparecidos de gobiernos anteriores porque no se ha querido mirar el fondo del por qué suceden las desapariciones”, advierte Michael Chamberlin, de la organización civil Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia.

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Y es que a unas cuantas semanas de que concluya 2022, el número de desapariciones en territorio nacional suman 16 mil 644 personas, de las cuales 8 mil 447 continúan sin ser localizadas, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB).

Con esas cifras, 2022 quedó en la antesala de equiparar las de 2021, que cerró con 8 mil 820 personas de las que aún se desconoce su paradero.

De acuerdo con la CNB, 68.17% de las personas que desaparecieron este año y no han sido halladas, son hombres, mientras que 31.76% son mujeres.

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La CNB revela que las entidades con el mayor número de personas desaparecidas este año que no han sido encontradas la encabezan la Ciudad de México, con mil 213 casos; Estado de México, 907; Veracruz, 556; Nuevo León, 474, y Zacatecas, 403.

Otro récord del sexenio

El activista Michael Chamberlin dice en entrevista con EL UNIVERSAL que este sexenio ya rompió el récord de desaparecidos de gobiernos anteriores porque no se ha querido mirar el fondo de por qué suceden las desapariciones.

“Una de las principales recomendaciones del Comité de Naciones Unidas sobre Desapariciones es generar un plan nacional de prevención”, enfatiza.

Esto implicaría investigar y dar cuenta de la criminalidad que vive en la impunidad en este país, pero parece que nadie quiere que esto se sepa, comenta.

Desde su óptica, “necesitamos empezar a contar las historias sobre qué es lo que pasa. Porque siempre hablamos de números, pero no conocemos las historias detrás de esto, y si no entendemos por qué se dan las desapariciones, cómo se dan, quién las comete, será muy difícil que como sociedad pensemos qué hacer para disminuir este delito”.

Para Chamberlin tanto la violencia como las desapariciones se han normalizado, porque comenta que “ya nadie se espanta de que haya 26 desaparecidos diarios. Esta cifra es escalofriante y muy desesperanzadora”.

Asegura que el perfil de las personas que desaparecen en territorio nacional ha ido cambiando, pues al inicio de la guerra contra el narcotráfico existía una proporción mayor de hombres que mujeres desaparecidos entre los 18 a los 35 años de edad.

“Esta proporción ha ido disminuyendo con el tiempo y ha ido en aumento. En este sexenio han crecido las desapariciones de mujeres y de niños. Estamos en 25% o 30% de mujeres y niños desaparecidos. Esto es verdaderamente espantoso”, comenta.

Chamberlin considera que la actual administración no ha diseñado estrategias efectivas porque argumenta que existe una “terrible omisión” por no atender las causas que derivan en la desaparición de personas.

“La política del gobierno federal ante las desapariciones tiene que ver con la identificación de cuerpos. Pero ha sido muy lento ese proceso, por un lado, y por el otro, siguen registrándose casos diarios. La persona que desapareció ayer, tiene menos oportunidad de ser encontrada porque hoy se acumularán otras 26.

“Entonces, conforme haya más personas desaparecidas, más difícil será encontrar a las anteriores. Y eso hace mucho más difícil cualquier política gubernamental”, comenta.

Asegura que la desaparición es un fenómeno para causar terror entre la población, porque lo que se busca es generar control, obediencia para que los habitantes de una región sean extorsionados o para que los grupos criminales controlen ciertos territorios.

“Esto ha llegado al control de los gobiernos estatales, municipales. Entonces, hay una colusión con partidos políticos en gobiernos y el crimen organizado para mantener esta situación, y si eso no se desmantela a través del combate contra la corrupción e impunidad, por ejemplo, difícilmente se va a terminar pronto”.

Precisa que en la mayoría de los casos, el crimen organizado es el que comete la desaparición y si existe y persiste es por la aquiescencia del Estado.

“Hay una permisividad para que sigan cometiendo crímenes, entre ellos, la desaparición de personas. Y eso los hace cómplices”, dice.

Sofía de Robina, abogada del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh), destaca que en las desapariciones existe una “cifra negra”, debido a que en la mayoría de las ocasiones los familiares de las víctimas no denuncia, sobre todo porque saben que este delito tiene una impunidad de más de 99%.

“Diversos organismos internacionales consideran que la política de seguridad militarizada es uno de los factores que dispararán las desapariciones, al igual que la impunidad, que al no generar sentencias hace que las desapariciones sean el paradigma perfecto porque suceden sin que exista consecuencias ni respuestas por parte de la justicia”.

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