La politóloga y analista Denise Dresser señala que estamos ante un gobierno con tintes autoritarios, que no deja espacio para la crítica y la diversidad de opiniones.
En entrevista sobre su libro ¿Qué sigue? 20 lecciones para ser ciudadano ante un país en riesgo, lamenta que disentir de la narrativa oficialista te convierta en un “traidor a la patria”, lo que se ha visto reflejado en acoso judicial y en redes sociales.
“Creo que al Presidente le incomoda mucho mi crítica, tan es así que me ha mencionado tantas veces y me ha difamado desde la mañanera. No es que me hayan sacado de los espacios en los que yo participo, porque ahora la forma de acallarte no es colocándote un bozal, es intimidarte a través del acoso judicial y es tratar de demeritar o manchar tu reputación”, advierte.
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“El libro es el más personal que he escrito de los últimos cinco, porque también escribo de lo que ha sido ser crítica, ciudadana y mujer en este sexenio, y jamás había presenciado este nivel de agresión, de acoso que me incumbe, pero me trasciende”, reconoce.
Sobre la sentencia por violencia política de género contra la diputada de Morena Andrea Chávez, la cual impugnó ante el Tribunal Electoral, refiere que sus declaraciones si bien pudieron ser críticas, no merecían la intervención de esa autoridad. Al revisar el registro de personas sancionadas por violencia política, puntualiza que en el caso de ciudadanos denunciados por un funcionario, 95% de las veces se les sanciona, mientras que a los funcionarios denunciados por ciudadanos solo 30% de las veces se les penaliza.
“Respondo como lo expliqué en el libro, con los únicos instrumentos que tengo de defensa, que son mi pluma, mi cabeza, mis clases y tratando de utilizar las instituciones del Estado para ver si realmente funcionan para el ciudadano”, expone.
En el capítulo Instituciones, sí. Imposiciones, no, expresa que nunca antes el gobierno había propuesto a personas a la terna de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que, de manera explícita, dijeran que quieren continuar con la transformación.
“Huele al PRIAN. No, ni siquiera; huele al viejo PRI de los 60, de los 70, de los 80, que tanto trabajo nos costó sacarlos de Los Pinos. Entonces, por eso este ímpetu de recordar de dónde venimos y por qué es tan peligroso regresar”, señala.
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“He formado parte de muchos movimientos sociales incluyendo el que surgió en el gobierno de [Enrique] Peña Nieto, que se llamaba ‘sin cuotas y sin cuates’, porque nos dábamos cuenta de cómo los presidentes tratan de poner a sus cuates en la Suprema Corte [de Justicia de la Nación] y el movimiento surgió para impedir que llegara Medina Mora a la Corte”, recuerda.
Explica que escribió el libro a modo de una pedagogía democrática, frente a una narrativa impulsada desde las conferencias matutinas en Palacio Nacional, donde se promueve el ataque a las instituciones y las luchas democráticas.
“Creo que se eligió a López Obrador para corregir los vicios y problemas heredados de los últimos 20 años, no para exacerbarlos”.
En el libro hace un diagnóstico de cómo el Presidente ha incidido en las viejas causas y como ha torcido las luchas de años anteriores para que hubiera competencia verdadera, la autonomía del órgano electoral y contrapesos como el Inai y la Suprema Corte de Justicia.
La analista dice que es difícil establecer interlocución con un Mandatario federal que la llama traidora a la patria y la difama desde la máxima tribuna del país.
“Muchos han caído también en la lógica de la polarización y jamás diré que México no era un país polarizado: por cuestiones de raza, de clase. Éramos un país polarizado, pero nunca habíamos visto un que presidente se montara sobre la polarización para crear estas grietas profundas que nos dividen en bandos antagónicos donde ya no hay posibilidad de interlocución con el otro”, apunta.
Sobre el capítulo La militarización no es la solución, lamentó ver a analistas y especialistas que fueron críticos de este tema en los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto guardar silencio en este gobierno.
Advierte que la militarización “está ocurriendo sin controles civiles y ese me parece que va a ser el legado más tóxico, el legado más perdurable de este gobierno”.
Comentó que el concepto que más repite en el libro es “adjudicación directa”, porque es la forma más fácil de disfrazar la corrupción en sexenios anteriores y que persiste en la actual administración.
“Parecería que este gobierno tiene alergia a la transparencia, alergia a la rendición de cuentas, alergia a las autonomías, a todo eso que califica como neoliberal”, subraya.
Aclara que las regalías del libro se destinarán a una beca que ella creó para que las mujeres estudien ciencia política, “porque sólo entendiendo por qué es tan disfuncional el sistema político y económico de México, desde hace muchos sexenios, sólo así podremos cambiarlo”.
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