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nacion@eluniversal.com.mx
Toda la ruta, del Ángel hasta el Zócalo fue ayer un río de orgullo multicolor. Pero también, al margen de la alegría, hubo tiempo para reclamos políticos. Aunque integrantes de la comunidad LGBTTTI que participaron en la marcha del orgullo reconocieron que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha puesto sobre la mesa la diversidad sexual, también reclamaron que todo han sido promesas.
La 41 Marcha del Orgullo LGBTTTI, celebrada el día de ayer en la capital, fue una fiesta. De acuerdo con el gobierno capitalino, 170 mil personas participaron, sin mayores incidentes. Desde las 9:00 horas cientos de personas comenzaron a llegar al Ángel de la Independencia para celebrar la diversidad sexual.
Sin embargo, no todo fue celebración, pues los asistentes se manifestaron contra los problemas que los aquejan, como la discriminación, los crímenes de odio, la falta de empleo, así como las trabas para el matrimonio homoparental y la adopción.
Ante ello, los participantes pidieron al gobierno comenzar a trabajar y “dejar el Twitter”, como lo expresó Miranda, quien señaló que “los políticos usan esa red social para comentar el tema, pero no vemos que haya avances”.
La marcha llegó al Zócalo capitalino, donde cientos de banderas arcoíris fueron ondeadas y los asistentes lanzaban consignas como: “¡Alerta, alerta, ya vienen las lesbianas de América Latina y que tiemblen los machistas!”.
Luis fue otro menor de edad que, en compañía de su madre, denunció otro problema que enfrentan miembros de la comunidad LGBTTTI: la inseguridad.
“A mí no me ha pasado nada directamente, pero sí tengo miedo, porque a otros amigos los han golpeado en la calle y no hay policías que los defiendan”.
Para Luis Varas aún falta mucho por trabajar en materia de derechos para la comunidad LGBTTTI. Tiene 32 años y por cuarta ocasión asistió a la marcha por el orgullo.
Frente al Palacio de Bellas Artes, con una voz pausada pero gruesa, aseguró que nunca ha recibido discriminación o violencia, pero afirmó que “hace falta mucho por trabajar, muchos tabús que romper [y] muchas ideologías que se deben terminar en una ciudad que se dice la número uno en diversidad.
“Aún existen muchos crímenes de odio y hay mucha gente que hace esa discriminación y diferenciación; [Ciudad de México] realmente no es incluyente”, afirmó.
Señaló que las autoridades capitalinas deben poner énfasis en materia de seguridad, más en la vida nocturna de la capital, pues los dueños de antros y bares han sido amenazados por criminales.
“La vida nocturna era [una] tradición de la vida gay, pero se fue cerrando porque los dueños decían que les pedían cuotas para laborar”, finalizó Luis.