Blindar un vehículo monstruo, del tipo utilizado por integrantes del crimen organizado, requiere un periodo de 60 a 70 días y vale aproximadamente 2 millones de pesos. Además, la estructura soporta hasta disparos de un fusil Barrett calibre .50, expresa Alejandro, especialista en este tipo de unidades y quien prefiere no dar su apellido por seguridad.
El decomiso de estas unidades por parte del Ejército registró un incremento de 138.46% en nueve años, al pasar de 13 vehículos monstruo incautados en 2014 a 31 en 2022.
Alejandro refiere que se requiere de cinco a seis personas, por ejemplo, mecánicos, hojalateros y soldadores para el blindaje artesanal de los vehículos.
“Los tipos de blindajes van del uno hasta el siete; estas personas [del crimen organizado] utilizan el nivel siete… Le ponen muchas cosas que no están autorizadas. Cada jefe tiene sus exigencias.
“Los autos monstruo soportan impactos de bazucas, rifles de alto calibre AK-47 (cuerno de chivo), o Barrett calibre .50”, comenta el especialista en entrevista con EL UNIVERSAL.
Señala que en el caso del gobierno federal se trata de blindaje presidencial siete plus que resiste casi todo tipo de armamento de uso exclusivo del Ejército. Y pone un ejemplo: el blindaje de una Suburban, que comprende cristales, puertas y toda la carrocería, cuesta alrededor de 2 millones de pesos.
Resalta que la velocidad máxima de este tipo de vehículos ya blindados es de 120 kilómetros por hora. Después de esto la unidad tiende a perder control debido a su peso adicional.
“Después de esa velocidad el carro se vuelve inestable, no se recomienda correr estos autos a más de 120 kilómetros por hora. Deben aprender a frenar y dar mesuradamente las vueltas porque es muy probable que se puedan volcar… Se requiere asesoramiento, sobre todo práctica previa para poder conducirlo”, asevera Alejandro.
En el caso de las llantas, se pueden utilizar run flat, que también se emplean para vehículos de alta gama, con un costo aproximado de 17 mil pesos cada una, explica.
El experto detalla que ese sistema permite que cuando la presión de la llanta es cero, pueda seguir avanzando hasta unos 20 o 25 kilómetros más.
“Muchos carros o camiones las usan por seguridad [las llantas run flat], no tanto por balazos, también por ponchaduras o cualquier otro motivo que haga que la llanta se vaya desinflando. Es como una barrera que se instala entre el rin y la llanta, por eso es cara”, explica.
En respuesta a una solicitud de información vía transparencia, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) detalló que del 1 de enero de 2014 al 9 de febrero de 2023 fueron asegurados a la delincuencia organizada 156 vehículos artesanales.
En este periodo, Tamaulipas ocupó el primer lugar a nivel nacional, pues en esta entidad los uniformados incautaron 103 vehículos con blindaje artesanal.
Los municipios de la entidad con el mayor número de aseguramientos son Reynosa, con 22; Miguel Alemán, con 20; Nuevo Laredo, con 14; Camargo, con 13; Mier, con 12; Matamoros, con 10; Gustavo Díaz Ordaz, con siete; Río Bravo, con tres; Méndez y Valle Hermoso, con uno respectivamente. Mientras que en otros estados como Michoacán incautaron 19 y en Jalisco, 17.
Por otra parte, mecánicos y hojalateros de Tamaulipas, quienes omitieron sus nombres, manifestaron que para armar los autos monstruo se utilizan placas de acero de cinco milímetros, que generalmente se consiguen en Monterrey. Abundaron que existe un acuerdo no escrito para no comercializar este material en el estado de Tamaulipas, porque saben que se emplea para la construcción de estas unidades.
Detallan que el material lo colocan sobre la carrocería, por ejemplo, de una pick up y deben contar con personal que realice la soldadura.
“Puede ser un auto normal, lo tienen que desmontar y colocar las placas de acero por dentro o sobre la carrocería ya existente, le van soldando las placas y quedan estéticamente como monstruos y pierden la forma del carro original.
“Pero no es sólo soldar las placas de acero, tienen que hacer un trabajo en la suspensión, de lo contrario se truena… Cuando hay persecuciones, por ejemplo, con elementos de la Sedena se puede tronar la suspensión”, señalan los trabajadores especialistas en el ramo automotriz.
Comentan que los soldadores no quieren “aventarse el tiro” y a veces los delincuentes se los llevan. “No sabemos si les pagan o el pago es que conserven la vida”, señalan. Respecto al desmantelamiento, refieren que se retiran las placas de acero, se cortan por partes y se aplanan las estructuras que quedan para mandarlas al fierro viejo.
Fuentes ministeriales indicaron que para la destrucción de estas unidades se debe llevar a cabo un proceso ante la agencia del Ministerio Público.
También expresan que los vehículos monstruo asegurados por la Sedena cuentan con varias carpetas de investigación; por ejemplo, en 2017, se dio el caso de una unidad localizada en el municipio de Camargo, Tamaulipas, que contaba con 46 investigaciones.