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Minatitlán, Ver.— El avión llegó puntual al pequeño aeropuerto de la ciudad petrolera del sur veracruzano como se tenía programado. En el vestíbulo una gran manta recibió al Presidente de la República, pero no le da una cálida bienvenida, al contrario, el nombre de “Minatitlán” rotulado en rojo simulando sangre, le recuerdan que llegó a una ciudad herida y de luto, un pueblo que perdió de tajo a 14 de sus hijos un Viernes Santo mientras bailaban y reían en una fiesta, sin deberla ni temerla.
Él avanzó con dificultad en medio de seguidores que se le arremolinaban, lo mismo se escuchaban porras que peticiones de ayuda. A todos les dijo que los atendería en el evento público en el parque La Reforma. No se paró, siguió abriéndose paso hasta una camioneta. No pudo evitar ver la manta que exigía justicia, paz y seguridad, ahí recibió un documento del Consejo Regional de Seguridad y Participación Ciudadana, los responsables de la manta, aun así, les dijo lo mismo que a los demás.
Él y sus acompañantes, entre ellos el gobernador del estado Cuitláhuac García, se alejaron en varias camionetas negras (10) hacia un evento privado, las unidades pertenecen al Estado Mayor Presidencial. El dispositivo de seguridad se desvaneció al paso del Presidente rumbo a Coatzacoalcos, mientras Minatitlán continuaba con su ajetreo vial diario, salvo por un pequeño detalle: mil 59 elementos de la Guardia Nacional se dejaron ver por todos lados.
La ciudad amaneció blindada dos días antes de la llegada del Presidente, los marinos van y vienen por las principales calles, en el centro, en el malecón, cerca de la refinería Lázaro Cárdenas, en las entradas y salidas, este día sí se notan los retenes. Los 400 estatales desplegados ahora no están atrincherados, se ven activos. La gente los ve sorprendidos en los rondines, la seguridad al fin se nota después de una semana de la masacre en El Potro de la colonia Obrera.
El evento oficial en el Parque La Reforma fue modesto, no rebasó ni las mil 500 personas. Ahí tampoco llegaron los familiares de las 14 víctimas, como tampoco lo hicieron en el aeropuerto, siguen con miedo en sus casas y algunos lejos de Minatitlán, de donde huyeron el mismo día del ataque armado, los que permanecen en la ciudad evitan salir.
El presidente López Obrador llegó flanqueado por el secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, y del secretario de Marina, Rafael Ojeda Durán.
Antes de terminar, ofreció lo que todos esperaban, las condolencias a las familias de las 14 víctimas, prometió investigar y castigar. Y así como llegó, se fue, en medio de aplausos y porras.