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política@eluniversal.com.mx
Palenque, Chis.— Descendientes de los mayas rezan y entierran ofrendas, hacen de todo, hasta regar con aguardiente la selva, para que la madre tierra dé su anuencia para construir el Tren Maya del gobierno lopezobradorista.
El humo del incienso llena la antigua sede del aeropuerto de Palenque. Doce velas rodean un hueco que el mismo número de comunidades indígenas han escarbado para depositar sus ofrendas, mientas el presidente Andrés Manuel López Obrador sólo mira atento el ritual para que su magna obra no tenga problemas.
Los cánticos en lengua chol, así como los violines, inundan el verde de la tierra en la cual se construirán los mil 500 kilómetros de vías para el Tren Maya. Tortillas, un pollo entero, una gran botella de pozol y 12 de aguardiente dan como ofrenda las comunidades mayas de Palenque.
El copal, flores y los colores de las vestimentas de 12 etnias mayas se mezclaron en uno solo en un ritual.
“Tenemos que pedir permiso a la Tierra, porque de ella comemos y en ella caminamos”, dice Emilio Ramón Ramírez Gutiérrez, secretario para el Desarrollo Sustentable de los Pueblos Indígenas.
Mientras los rezadores entonaban cánticos, López Obrador y el gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón, recibían una limpia especial. Les quitan las malas vibras y al Presidente le ponen alrededor del cuello un collar con la imagen de Pakal, aquel gobernante del señorío maya.
Su equipo del gabinete presencia todo desde la tribuna. Minutos antes, también recibieron la limpia de las comunidades indígenas y a Josefa González Blanco, titular de la Semarnat, se le ve descalza entre los lirios que adornan el evento.
Dos indígenas piden en chol que sus deidades protejan la obra de cualquier mala vibra.
El ritual terminó y minutos después, el Presidente afirmó que si Porfirio Díaz, el ex presidente, que se quedó en el cargo durante 30 años, construyó 20 mil kilómetros de vías, por qué el no iba a construir mil 500 kilómetros del Tren Maya.
Ahí también se encuentran los propietarios de las tierras, a quienes el Presidente les agradece, Jaime Lastra y Javier Rosique, así como a la asociación de volteos, porque se han comprometido a no hacer protestas para frenar las obras. Los rituales se replicaron en Chichén Itzá, Tenosique y Tulum.
López Obrador se despide acompañado en su camioneta de dos empresarios que viajan “apachurrados”, Daniel Chávez y Miguel Alemán Magnani, el nieto del ex presidente Miguel Alemán.