Más Información
Detener elección judicial implica romper la democracia: presidenta del TEPJF; “ninguna autoridad puede suspenderla”, asegura
Metro Tacubaya: Sujeto se arroja a las vías tras atacar a cuatro usuarios con arma blanca; policías lo detienen
Trump nomina a multimillonario y proaranceles Howard Lutnick para secretario de Comercio; "implementará el cambio"
Guerra en Ucrania EN VIVO; aumenta tensión con Rusia tras ataque ucraniano con misiles ATACMS, sigue el Minuto a Minuto
CDMX.- Dos pequeñas niñas entran al salón Venustiano Carranza del Complejo Cultural Los Pinos , con sus grandes ojos contemplan los tres candelabros a media luz, a la prensa con sus cámaras y micrófonos y a su madre, Miriam, que mira atónita las joyas que el Sistema de Administración y Enajenación de Bienes (SAE) subastará el próximo domingo.
Apenas son las doce del día y la entrada a la exposición ya está abarrotada. Las personas esperan cerca de 30 minutos para entrar.
Los trabajadores del SAE determinaron que cada dos minutos pasen 30 personas.
Rosa Montalvo dice que la media hora que ha esperado de pie, bajo el sol, no le preocupa, está segura que la exposición superará sus expectativas. “Vine a ver un reloj Gucci con diamantes cuadrados, celebro que haya más transparencia en la incautación de este tipo de bienes”, dice.
La exposición es pequeña, comparada con el tamaño de los objetos, solo hay cuatro anaqueles y una mesa donde se exhiben las joyas incautadas al crimen organizado, a personas que cometieron fraude fiscal, e incluso, a funcionarios públicos que no pueden conservarlas como obsequios, por su labor.
Foto: Iván Stephens
“Están muy padres, pero la verdad yo no compraría ninguna. Nomás de pensar que detrás de cada joya, de cada zafiro, hubo sangre derramada, mucha sangre de mexicanos, no podría”, dice Juan Carlos Barragán, uno de los asistentes, a EL UNIVERSAL.
Juan Carlos acudió por primera vez a Los Pinos con su esposa, Laura Jiménez, y sus dos hijas. Al entrar, por la puerta del metro Constituyentes, les dijeron que la exposición estaba a unos cuantos pasos, y fueron de los primeros en visitarla, en su día de apertura.
El lote 91 fue el que más llamó su atención, es la pluma fuente de oro blanco de 18 quilates, marca Montblanc, que tiene la bandera de México hecha de 104 esmeraldas, color verde intenso; 104 rubíes, color rojo morado; 80 diamantes; y un precio de 374 mil 400 pesos.
“Te la cambio por esa que traes”, dice entre risas a la reportera que anota su testimonio con una bic de tinta negra. Laura, su esposa, afirma que son objetos muy ostentosos y ante la noticia de que algunos habían sido regalos para funcionarios públicos, sentencia: “qué bueno, traer eso en la calle es un mero peligro”.
Las dos niñas de Miriam avanzan en la exposición, no alcanzan a ver muchas de las joyas, todo parece ser tan grande, tan inalcanzable; incluso una de las policías federales que cuidan la exposición. La más pequeña le hace señas de saludo y la mujer policía solo sonríe.
La gente observa curiosa mientras una mujer lanza una frase y suelta carcajadas: “¡Si me pongo una de esas pulseras me la arrancan con todo y mano!”. Una más pregunta los horarios de la exposición a una persona con gafete del SAE: de las 11 a las 16 horas, hasta el domingo 28, cuando se lleve a cabo la subasta.
Foto: Iván Stephens
Un hombre mira fijamente el lote 131, un reloj para caballero marca Corum con caja y hebilla en oro blanco de 18 quilates y una imagen de San Judas Tadeo. El lote que ya fue retirado de la página de internet del SAE tenía un precio de salida de 117 mil 500 pesos y está adornado con 234 diamantes.
Miriam se acerca callada a la petición de entrevista, dice que el objeto que más llamó su atención fue un reloj, curiosamente el marca Romain Jerome, modelo Moon Dust DNA, cuya caja fue hecha con acero del Titanic, tiene una pulsera de caucho color negro y un precio de salida de 170 mil 900 pesos.
“No me compraría ninguna”, dice Miriam, tímida. “¡Yo sí, me compraría dos!”, grita su hija, la más pequeña, la misma que saluda a los policías y militares, como si estuviera a punto de zarpar. “Pero tenemos que ahorrar mucho para eso”, le replica su hermana mayor.
Los visitantes a la exposición de joyas que subastará el SAE pasan tan rápido que se olvidan del cuadro que David Alfaro Siqueiros le pintó a Carranza en 1948, del lote de cubiertos ensaladeros de plata y de uno con 108 anillos de oro amarillo.
Foto: Iván Stephens