“Señoras y señores consejeros electorales, ustedes decidirán cómo quieren pasar a la historia, como José Woldenberg o como Manuel Bartlett”, sentenció el representante del PRD, Guadalupe Acosta Naranjo, en lo que fue una sesión donde se vivió la crónica de una sobrerrepresentación, de una supermayoría en el Congreso de la Unión cantada en el INE y festejada por el oficialismo.

Atrás quedaron las amenazas de morenistas y petistas por desaparecer al INE. Todo eran halagos a Guadalupe Taddei y los que votaron a favor, pero también intimidaciones a los consejeros que se opusieron a que Morena y aliados fueran beneficiados, cada uno, con 8% de escaños y curules de más.

Ante el pleno de la herradura de la democracia, el representante de Morena, Sergio Gutiérrez, amenazó al consejero Martín Faz y a las consejeras que se manifestaron en contra del proyecto con fincarles juicio político “por doblarse ante el PAN”.

Incluso Gerardo Fernández Noroña lamentó el exabrupto de su aliado, al calificar de “rudeza innecesaria” la advertencia de Sergio Gutiérrez. Pero eso, el petista se desvivió en halagos a la institución democrática que representa el INE.

Sesión extraordinaria de debate, por momentos de altura; en otros, con la premisa de que ya no podían cambiar el proyecto. La consejera Claudia Zavala, con argumentos, refutó el regalo a Morena y sus aliados y pidió aplicar los principios de “proporcionalidad” y de “efectividad del sufragio”.

En la sede del INE había caras largas, la frustración de la oposición era evidente por la derrota. Mientras, morenistas, verdes y petistas, sonrientes, recibían las constancias en la asignación de plurinominales que les dan mayoría calificada en San Lázaro y los dejan a tres escaños en el Senado para tener vía libre para reformar la Constitución.

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