A bordo del tercer y cuarto vuelo de la misión de Ayuda Humanitaria de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), regresaron a México otros 275 connacionales que se encontraban en la zona de guerra entre Israel y Palestina.
Fue en punto de las 02:30 de esta madrugada cuando aplausos, porras y llanto se escucharon fuerte, mientras las aeronaves de matrículas 3527 y 3528 de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) tocaron suelo nacional en la Base Aérea Militar de Santa Lucía, Estado de México.
“¡Viva México!”, celebraron los primeros 135 pasajeros en descender de un avión, quienes se hincaron y levantaron las manos en señal de alivio por volver a salvo a casa.
“¡Gracias a Dios ya regresamos!”, clamó alguien en el segundo grupo, conformado por 138 personas, que en ningún momento dejaron de ondear la bandera nacional.
Fotos La emotiva llegada de mexicanos a Santa Lucía tras salir de Israel
Ni los 10 días de conflicto vividos en Medio Oriente ni las más de 20 horas de vuelo disminuyeron el ánimo de los repatriados procedentes del aeropuerto “Ben Gurion”, en Tel Aviv, que no pudieron contener el llanto al tomar de las manos y besar a sus familiares, quienes los esperaban en la terminal aérea desde antes de la medianoche.
“Estoy agradecido de ver a mi hermano de nuevo porque cuando hablamos la última vez se escucharon las detonaciones de los bombardeos en el teléfono y yo le pedí que mejor usara su batería para estar en contacto con la gente que los iba a traer de regreso. Gracias a Dios ya está a aquí”, contó José Gómez a EL UNIVERSAL, cuyo hermano se encontraba en una peregrinación en Israel cuando inició el conflicto.
Junto con su hermano Valentín, retornaron a México otras 16 personas que tenían planeado recorrer Oriente Medio en una misión católica. El grupo de connacionales del Estado de México, Oaxaca y Puebla usó sus redes sociales para llamar la atención de la cancillería mexicana y pedir auxilio.
“Cuando empezó la guerra estábamos en la zona norte, protegidos, pero en oración para que los ataques no nos alcanzaran. (…) Ya cuando llegamos a Tel Aviv escuchamos los ruidos de las bombas y muchos del grupo, que somos de edad avanzada, tuvimos miedo de morir. Yo tuve ataques de pánico y ansiedad, y se me subió la presión.
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“Entramos en oración, no solo por ser católicos, todos pedimos porque el Ejército nos sacara con vida. A algunos, guías turísticos les cobraban una millonada por llevarlos por rutas alternas a otros países, pero gracias a Dios nuestras plegarias se escucharon y no tuvimos que hacer eso, estamos aquí hoy por intervención de la canciller y del presidente”, explicó a esta casa editorial Guadalupe García, originaria de Puebla.
Ya dentro de la Terminal Militar de Pasajeros, los repatriados siguieron el proceso migratorio correspondiente y corrieron a reunirse con sus familiares para tomar el transporte particular o proporcionado por la Sedena para ir de vuelta a sus hogares.
“¡A la bio! ¡A la bao! ¡A la bim bom ba! ¡México, México! ¡Ra ra ra!”, coreaban para animar la llegada de enormes grupos de niños aún con el frío penetrante característico de los amaneceres de esta zona del Estado de México.
De acuerdo con la Sedena, en el avión 3527 viajaron 135 personas evacuadas mediante el puente aéreo coordinado por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), entre las cuales, 51 son niños menores de 15 años; cuatro son mujeres embarazadas y una niña con diabetes tipo 1 a quien se le dio atención médica prioritaria.
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Por otra parte, el vehículo aéreo 3528 trasladó a 138 mexicanos, de los cuales 31 son menores de 15 años y había una mujer embarazada.
La operación de rescate que volvió a Israel el pasado viernes 13 de octubre e inició ayer por la mañana en el aeropuerto “Ben Gurión” de Tel Aviv, dejó en espera a 158 mexicanos más en Madrid, España.
Hasta este lunes 16 de octubre, son 562 los mexicanos que han sido resguardados por el gobierno de México de la escalada de violencia entre Israel y Palestina.
“Gracias al gobierno mexicano por hacer esto posible. Hay que seguir orando por la gente que aún permanece en Israel, por los mexicanos que vienen, por los que se quedan allá y por los que viven el conflicto porque escuchar detonaciones o ver las luces de lejos no se compara con vivir en carne propia la guerra. Esperemos que haya paz pronto y se reúnan con sus familias como nosotros. Amén y primero Dios”, dijo a EL UNIVERSAL, Valentín, peregrino hermano de José Gómez.
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