San José.— El nombre de la maestra Lilia Ulcida Paredes Navarro quedó registrado en una abultada colección de expedientes judiciales de Perú sobre una red secreta de testaferros, lugartenientes, licitaciones públicas fraudulentas, lavado de activos, encubrimientos, colusión agravada... o tráfico de influencias.
Esposa de Pedro Castillo Terrones, destituido el 7 de este mes por el Congreso de Perú como presidente, y exprimera dama, Paredes emergió como pieza crucial de una presunta trama de corrupción política con dinero público que su esposo habría controlado a partir de que, el 28 de julio de 2021, asumió para un mandato de 60 meses y que acabó ayer, hace 15 días.
A la duda de si Paredes mereció que México le diera asilo, el abogado y excanciller peruano Miguel Rodríguez sentenció a EL UNIVERSAL: “El asilo supone que la calificación la da el Estado que lo otorga —en este caso México— y puede otorgárselo a Satanás o al arcángel Gabriel”.
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La Convención sobre Asilo Diplomático, emitida en Caracas en 1954 por la Organización de los Estados Americanos (OEA), limitó el asilo a personas con razones fundadas de persecución política “y no por delitos comunes. Ningún delincuente podría merecerlo, pero se determinó que el Estado que lo otorga no tiene que explicar por qué lo concede”.
El Ministerio Público o Fiscalía General de Perú determinó que, presuntamente, Castillo encabezó una “organización criminal” con su esposa, sus cuñados —Yenifer, Wálter y David— y sus allegados en una cadena de enriquecimiento ilícito. Todos siempre argumentaron ser inocentes y víctimas de venganza política.
Paredes, casada con Castillo desde 2000, y los hijos de la pareja, Arnold y Alondra, llegaron ayer a México tras asilarse en la embajada mexicana en Lima.
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Los tres recibieron anteayer los salvoconductos para viajar a México, pero el gobierno peruano alertó que los otorgó “con reserva del derecho” de pedir la extradición de Paredes.
“No debería darse asilo a quien tiene procesos penales”, alegó el abogado Francisco Belaúnde, profesor de Derecho Internacional Público en la no estatal Universidad de Lima.
“Paredes los tiene”, recordó Belaúnde a este diario.
Al fallar en un intento de golpe de Estado y de disolver el Congreso, Castillo quedó preso el 7 de este mes tras ser sustituido en la presidencia por Dina Boluarte.
Castillo fracasó en asilarse ese día en la Embajada de México en Lima y ahora, con 18 meses de prisión preventiva, enfrentará 50 causas penales por corrupción.
Paredes “está implicada igual” que Castillo, dijo el criminólogo, politólogo, sociólogo y teólogo peruano José Luis Pérez.
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