La descalificación de los órganos electorales no es un fenómeno nuevo en las democracias de Latinoamérica, pero sí es una novedad que provengan de gobiernos y de partidos gobernantes, dijo el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova.
“No recuerdo que estas descalificaciones provinieran de los gobiernos o de los circuitos gobernantes y mucho menos con la intensidad y la estridencia discursiva que está ocurriendo en tiempos recientes”, señaló al dictar la conferencia magistral Desafíos de la Democracia e Institucionalidad Electoral, en el marco de la XV Conferencia de la Unión Interamericana de Organismos Electorales (UNIORE).
Alertó sobre los ataques que van directamente enfocados a tratar de minar la autonomía de los órganos electorales, “de debilitarlos o, en todo caso, de construir narrativas que puedan ser utilizadas por los actores políticos a partir de los resultados electorales”.
Advirtió que se trata de “un fenómeno propio de la demagogia antidemocrática y de la narrativa contraria a la estabilidad política de nuestras naciones y, sobre todo, contraria a la natural e inevitable lealtad a las reglas del juego democrático que es indispensable por parte de los actores políticos”, dijo ante titulares de los organismos electorales de América Latina.
Invitado por la UNIORE para dictar la conferencia magistral de inauguración, el consejero presidente destacó los resultados positivos que se vivieron en México durante los pasados comicios, en donde, aun con pandemia, polarización, noticias falsas, narrativas del fraude y ataques a la institucionalidad electoral, el INE entregó buenas cuentas a la sociedad mexicana, que ha aumentado su credibilidad y confianza en 70%, “una confianza nunca antes vista”.
Además, expuso los retos que enfrentan los órganos electorales a lo largo de toda la región y que se suman al contexto adverso que genera el descontento social por la falta de resultados para atender los grandes problemas que enfrentamos como sociedad. Entre ellos, agregó, se encuentra la organización de elecciones en medio de una pandemia, la polarización e intolerancia, la desinformación y las fake news, así como los ataques a las autoridades electorales que, si bien se han presentado en diversos grados, mantienen patrones muy similares.
“Las narrativas de descalificación y fraude para minar las elecciones cuando la democracia ya es parte de la realidad deja al descubierto el acompañamiento de una acción social que no necesariamente está comprometida con la democracia, como lo que se vivió en Estados Unidos con el asalto al Capitolio”, indicó Córdova.