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Marisol tenía seis meses de embarazo cuando se cayó de una silla por accidente. El golpe provocó que sintiera dolor, pero un médico de la Cruz Roja le informó que no había nada de qué preocuparse y la regresó a casa.
Horas más tarde, la joven fue al baño y su fuente se rompió, dejando caer al bebé sin vida. Por estos hechos Marisol fue acusada de homicidio en razón de parentesco y condenada a 22 años de prisión.
Otro caso es el de Alma, quien el 28 de agosto de 2017 sufrió cólicos y sangrado. Para aliviar el dolor se recostó en su cama y llamó a su familia para que la llevaran al hospital, minutos después la policía ingresó a la casa y encontró a un bebé sin vida. Debido a que Alma tomaba pastillas anticonceptivas y su periodo era irregular, no se percató de su embarazo. Fue sentenciada a 23 años de prisión por homicidio calificado.
Estos sucesos ocurrieron en momentos diferentes, pero tienen una cosa en común: las mujeres fueron sentenciadas por haber parido fortuitamente.
“A partir de que se permitió la interrupción del embarazo, en algunos estados el aborto se investiga como homicidio en razón de parentesco o infanticidio, delito sancionado con más de 20 años de prisión. Querétaro, Puebla, Guanajuato y Baja California son las entidades con más incidentes”, aseguró José Luis Gutiérrez, director de la organización Asistencia Legal por los Derechos Humanos (AsiLegal).
Aseveró que este tipo de investigaciones no sólo se inician tras un aborto —cuando la mujer tiene menos de 20 semanas de gestación—, sino en cualquier etapa del embarazo.
“Los casos que hemos documentado tienen patrones parecidos: las mujeres no sabían de su embarazo por tener una menstruación irregular, comienzan a tener la sensación de ir al baño, pujan y expulsan el producto”, explicó Gutiérrez.
Verónica Garzón, coordinadora del Área de Incidencia Internacional y Nacional de AsiLegal, agregó que las malas investigaciones y los estereotipos de género provocan que se impute a las mujeres el delito de homicidio en razón de parentesco.
“Las mujeres son sometidas a tratos crueles. Llegan a las instituciones de salud y las cuestionan respecto a dónde está el bebé, llaman al Ministerio Público. Cuando aún están en recuperación, les enseñan las fotos del feto en la taza del baño”, dijo.
El estudio Maternidad o Castigo, elaborado por el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), exhibió el tema: “La judicialización de abortos o partos fortuitos como homicidios calificados evidencia que, lejos de buscar sanciones coherentes, la motivación detrás de las actuaciones de agentes ministeriales y judiciales es la estigmatización de las mujeres”.
Isabel Fulda, coordinadora de investigación de GIRE, expresó que “si la criminalización del aborto es grave, la del delito de homicidio pone a las mujeres en una situación más delicada”.
Añadió que durante las audiencias no se presentan pruebas contundentes contra las acusadas, pero se logran las sentencias.
“Los expedientes se basan en las confesiones incriminatorias de las propias mujeres, las cuales son obtenidas mediante amenazas. Otros argumentos están plagados de estereotipos, en algunas ocasiones las penas se agravan o disminuyen si son ‘buenas mujeres’, si están casadas o por su comportamiento sexual”.
Comentó el perfil de las afectadas: “Son las más marginadas, de escasos recursos, viven en comunidades rurales y alejadas de servicios médicos, algunas [son] menores de edad y madres con familias grandes, entre otras”.
Todas están expuestas
Asilegal, GIRE y Las Libres, organización de Guanajuato, detectaron al menos 20 casos en Baja California, Durango, Guerrero, Querétaro, Veracruz, San Luis Potosí, Tamaulipas, Yucatán y Zacatecas, entidad donde Claudia fue sentenciada a cuatro años de prisión por infanticidio. Cuando tenía 38 semanas de gestación, sintió un fuerte dolor que confundió con ganas de ir al baño, al sentarse en una bacinica expulsó al bebé y perdió la fuerza. Tiempo después, un juez argumentó que Claudia no pidió ayuda a su mamá para salvar a su hijo, pero no tomó en cuenta las condiciones de salud ni físicas de la acusada.
Elba Lugo Hernández, coordinadora del Servicio de Salud Sexual y Reproductiva en Iztapalapa, de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, detalló que “el parto fortuito es espontáneo y no cuenta con la debida atención. Estando una mujer dentro de un hospital, si el parto sucede en el sanitario o en el pasillo, lo podemos considerar así”.
Esta complicación se puede presentar en cualquier momento del embarazo, pero, según los expertos, si se registra antes de la semana 28 de gestación, hay más posibilidad de que el bebé pierda la vida.
El ginecólogo Enrique Martínez aclaró que todas las mujeres pueden parir fortuitamente y criticó que “se les condena pensando que lo provocaron”.
Informó que en 80% de las ocasiones estos partos suceden por razones fisiológicas y anatómicas.
“Vivimos en una sociedad que estigmatiza a las mujeres, si ellas están embarazadas y pasa algo anatómico la población inmediatamente dice que no quisieron tener al bebé”, concluyó.