Bruselas.— Una multitud de criminales son rastreados a nivel mundial por delitos que van de narcotráfico y lavado de dinero hasta terrorismo y pederastia, aunque algunos por su alto perfil delictivo son más buscados que otros.
Algunos de los malhechores más reclamados a nivel internacional, de Holanda a España, de Irlanda a Australia, podrían estar en México en completa impunidad, como fue el caso de Alon Azulay y Benjamin Yeshurun Sutchi, dos presuntos hampones que huyeron de Israel y cuya trayectoria criminal terminó la semana pasada cuando fueron ejecutados en Plaza Artz.
Se trata de Said Razzouki y Ridouan Taghi, quienes entraron a la lista de los más célebres criminales europeos en marzo del año pasado.
Los norafricanos cuentan con pasaporte holandés y están acusados de homicidio voluntario y agresión con lesiones graves. Gracias a testimonios y la intercepción de comunicación encriptada se sabe que están involucrados en la ejecución de cinco personas entre 2015 y 2017.
La policía sostiene que se han sometido a cirugía plástica para cambiarse el rostro. También se presume que estarían en Colombia, España o Dubái. La justicia holandesa ofrece 100 mil euros por información que conduzca a su detención.
Del repertorio de los más buscados en Irlanda, Conor Vincent D’Monte presuntamente ha viajado a Estados Unidos, España, Asia, Sudamérica o México, donde tiene conexiones con redes del narcotráfico.
D’Monte nació en Irlanda pero desarrolló su trayectoria criminal en Vancouver, Canadá, donde tomó el liderazgo de la agrupación criminal United Nations en 2008, luego de que el fundador del sindicato criminal, Clay Roueche, fuera puesto tras las rejas en Estados Unidos.
Entre otros cargos, es reclamado por planear y ordenar el asesinato de integrantes de la organización rival en British Columbia, los Red Scorpions, a fines de la pasada década.
Fue visto por última vez en la zona de Vancouver en enero de 2011 y las autoridades han ofrecido una recompensa de 100 mil dólares.
En el radar de la Guardia Civil española ha estado Antonio Angles Martins desde el asesinato de las jóvenes Toñi, Miriam y Desirée en 1992. Su paradero es desconocido, aunque diversas hipótesis apuntan a que podría estar en Estados Unidos, Uruguay, Argentina, Brasil, México o República Dominicana.
Las autoridades sostienen que podría usar las identidades falsas de Francisco Partera Zafra, Rubén Darío Anlglés Martíns, Enrique Anglés Martíns y Rubén Darío Romero Pardo, al tiempo que lo describe como desconfiado, muy violento y posiblemente armado.
En el brazo izquierdo lleva un tatuaje con la leyenda “Amor de madre” y se ha modificado el rostro para ocultar el paso del tiempo.
Más allá de Europa, delincuentes de países como Australia ven a México como la guarida perfecta, como podría ser el caso de Anthony Sitar, un restaurantero de Melbourne perseguido desde 2012 por tráfico de drogas y fraude.
Originario de Altona Meadows, está casado con la mexicana Mónica Sitar; juntos operaron el club nocturno Destino Latino Bar, en la icónica avenida Chapel de Melbourne.
Anthony desapareció luego de un operativo en el que fue interceptado un cargamento de 144 kilos de metanfetamina y 14 kilos de cocaína oculto en 672 cajas de cerveza Cucapá importadas de México. La droga tenía un valor en el mercado al menudeo de 14 millones de dólares; uno de sus socios fue sentenciado a 17 años de prisión.